martes, 15 de abril de 2008

quejío

El cielo que nos cubre limita los caminos de la ignominia. No vendrá un dios a afrentarnos, a nosotros, que también creamos desde la nada. No, la ignominia se esconde tras la experta mirada de la ignorancia. Pero... ¿no estaba libre ya de esa cadena?
¡Joder! La puta mosca pirrónica me impide recorrer la senda de la pesadumbre y el duelo y, sin embargo, la pesadumbre está, aunque sea la pesadumbre de la insignificancia.

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