Autómata del hastío, es a día de hoy como siento el espectáculo de mi vida, que veo como si estuviera al margen, como si no fuera conmigo. El soporífero acontecer de un día que se repite casi obliga a abstraerse y no vivirlo, mientras la vida se va yendo, de su mano. Pero la alternativa es el frío y la incertidumbre y un pan que se aleja y el miedo. También la aventura, la pasión, la lucha... la vida.
Llegado aquí pienso en Kafka, y más que en él en las novelas de Kafka, en los personajes de Kafka, en los diarios de Kafka. Y sonrío. Por primera vez en este 2015, sonrío. Y pienso que el soporífero acontecer de un día que se repite es, en realidad, un soporífero acontecer de un día que se repite y que, por eso mismo, requiere de toda tu destreza para inventar ahí una divina comedia, y vivirla, con pasión.
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