viernes, 6 de septiembre de 2019
la epopeya de vivir en Barcelona sin un cuchillo entre los dientes
Me dicen que vivir ahora en Barcelona es más peligroso que, como me decían entonces, hacerlo en los 90 en Medellín o el País Vasco. Me dicen que si hablas en castellano te apalizan y que si subes en el metro o paseas por una de sus calles te van a matar. Me dicen que la histeria se ha desatado y que reina el miedo y la violencia, que todo es odio y temor, sospecha y desesperanza. Me dicen todo eso a mí, que nací y sigo creciendo aquí, los que narran qué es lo que sucede. Pero ya saben que lo que sucede nos sucede a todos, también a mí, y les digo y les juro y les super juro y les super mega juro que lo que sucede ahora es lo mismo que ha sucedido en los últimos cincuenta años, cuando Barcelona ya era lo que es hoy, una ciudad viva, que vibra, que ruge, que aprende. Y, por cierto, los que narran son también los mismos que narraban entonces a Medellín o el País Vasco, pero yo no vivía allí para evidenciar que los que narran, mienten, y hay una alta probabilidad que también lo hicieran entonces.
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