lunes, 25 de abril de 2011

el sueño al trasluz de una normativa

Las tablas de la ley se han diversificado en miles de mandamientos, cada uno de ellos con un despliegue jurídico añadido que encorseta la llegada del acontecer. El miedo al presunto caos que, presuntamente, desata una vida en libertad nos ha empujado a normalizarlo todo, de tal modo que el suceder que todavía sorprende lo hará por última vez: una nueva norma espera su momento en el almacén donde el legislador que habita en nosotros deposita su ansia. Las dictaduras se nutren de esa ansia, de ese querer soberano y legítimo porque todo siga igual o, en su defecto, que lo que venga lo haga a lomos del artículo de un libro sacralizado.
Las dictaduras vuelven cuando el horizonte de lo posible se desvanece, cuando el mañana se teme más de lo que se sueña. Y no hay sueño que resista el control de una normativa.       

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