lunes, 11 de junio de 2012
la voluntad cautiva y bien armada
Ya hablé de ello, hace tiempo. O puede que no. En todo caso, hoy me las veo con la idea de que es casi imposible eludir el simulacro, la participación en el gran espectáculo, la protagonización de la farsa. Nos dicen que hubo algunos que lo consiguieron, dicen que un tal Jesús, un Heráclito, aquel Sidharta, un tal Rulfo, alguien al que llamaban Spinoza, seguro que algunos más. Al resto nos toca conformarnos con salir esporádicamente y de manera efímera de su influjo, gracias a breves lapsos de tiempo que eluden la sucesión continua y constante y que nos permiten tachar de nefasta nuestra actuación. Breves, y mejor así. Otra cosa supondría la renuncia total o la locura, irse más allá de los márgenes, y yo soy un lobo con manada, y aquí me quedo, cómo no, porque quiero.
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2 comentarios:
Gracias a Krust, paseo también hoy por estas calles. Me ha gustado lo que he leído, a pesar de las dudas sobre si escribes o no escribes bien, lobo con manada. Continúa...
He intentado agradecerle su comentario haciendo lo propio en su blog, pero las obras no me han dejado. Optar por hacerlo aquí significa que he leído su comentario y que se lo agradezco, por supuesto. Quizá sea una forma, también, de hospitalidad que hasta ahora no había respetado. "Hay que responder los comentarios", podría ser la norma, y sí, creo que la acataré a partir de ahora.
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