El delirio del conocimiento, que hace de la autosuficiencia su mística cotidiana, acecha entre los libros que detuvieron el tiempo de los que supieron. Hay que aprender cuanto antes, y hay que recordar a diario, que la comprensión de algo es la evidencia de que erramos algún paso en el camino que recorrimos para comprenderlo.
La única posibilidad de conocer algo de alguna cosa es detenerse justo en el momento en el que parecen diluirse las brumas que lo cubren. Saber, quizás, es mirar entre brumas. Saber, quizás, es ver ni claro, ni nítido.
martes, 24 de julio de 2012
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