Hay pocas opciones para debatir, cada vez menos. Nos hemos acomodado en el asentir y el disentir pierde el prestigio que nunca tuvo. Odiamos que nos digan la contraria y optamos por no hacerlo tampoco nosotros. Son muchos siglos con "no hagas al otro lo que no quieres que te hagan", y todos firmamos un armisticio innecesario en el que acordamos, en secreto, darnos los unos a los otros la razón, y la razón, perezosa, avariciosa y egoísta, se enquista en el mar de su certeza y nos enquista a todos con ella.
Así que acérquese a mí si tiene algo a la contra que decirme. Será un placer debatir con usted, enfrentar con toda la fuerza del mundo argumentos a sus argumentos, hasta que uno no pueda seguir argumentando sin hacer trampa. Entonces, entonces nos tomaremos una copa, y vuelta a empezar.
sábado, 6 de octubre de 2012
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4 comentarios:
Ya nos enseñaron aquello de que hay que dar siempre la razón al otro, como a los tontos, para evitar el conflicto. ¿Es menos dolorosa la derrota cuando se inflige con una caricia condescendiente?
Ahora, la doctrina del poder pretende reagruparnos en el redil del que jamás debimos salir pero aquellos que una vez aprendimos a jugar a la contra no dejaremos de (re)buscar una puerta de salida a todo aquel debate con visos de convertirse en encerrona.
Vuelve a tener usted gran parte de razón, Sr. Lobo.-
¿Lo ve, Sr. Krust? Estamos programados para darnos la razón, también los que formamos parte de la "conjura de la contra".
Pd. No puedo sortear la frontera de su blog. ¿Lo sigue usted actualizando?
¡Intentemos pues ser genios conjurados a la contra de los necios! que diría Swift.
* El blog está cerrado indefinidamente por diversos motivos, supongo que hartazgo entre ellos, pero continúo con mi pasión por los libros en trentavuit.blogspot.com
Sea usted bienvenido. Saludos.-
(Disculpe usted la nueva intervención: la frontera esta abierta, vuelven a actualizarse las ganas de contar cosas).-
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