Esos otros que pude ser yo, con sus quehaceres que podrían haber sido los míos, constatan la azarosa construcción del uno mismo, que es lo que es a consecuencia de los múltiples accidentes que suceden y, por lo mismo, le suceden. Como un plástico en el mar, va donde va aunque no quiera ir a ningún sitio. Necesariamente somos lo que la causalidad ha hecho que seamos, y nunca sabremos qué seríamos si nada hubiera afectado nuestra naturaleza esencial, aunque, a decir verdad, en ese caso sí sabemos lo que seriamos: nada. Eso tan cacareado y absurdamente anhelado y vendido y comprado... hen kai pan, uno con el todo.
Es decir, la vida rompe con la nada, azarosamente, y azarosamente vuelve hacia ella. Y la libertad es un sueño que pasa en el trayecto, un estado mental.
domingo, 20 de marzo de 2016
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