Todavía está todo muy próximo y, de hecho, todavía es todavía. Y quizá lo sea durante mucho tiempo y el ansiado momento de la descompresión y la objetividad, la ocasión de ver algo, aunque sea poco, con una cierta distancia llegue cuando todo esté tan asimilado que ya no recuerdes para qué querías tomar distancia, cuál era tu sospecha, dónde estaba el interrogante.
Y es que todo lo que pasó, nos dicen y nos repiten, unánimemente, pasó de una manera muy diferente a cómo tú lo viste, y que, no temas, eres inocente de tu ceguedad; fuiste abducido, adoctrinado, manipulado, presa de un delirio colectivo, lisérgico y maligno.
Es decir, cuando ya no sea todavía, me gustaría reflexionar, entre otras cosas, sobre la violencia y ver si, como nos dicen y nos repiten unánimemente, todo va al revés y las flores ya no huelen a nada, sino que son palos de madera en el cinto del poder.
miércoles, 28 de febrero de 2018
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