El margen es el pago a girar la cara ante el becerro que se adora. Asegúrate de que tienes bajo control el ansía de ser escuchado: nadie, desde ese día, lo hará. Si babeas en el mercado de la opinión, despídete: a nadie le interesará ya tu opinión. Serás independiente, quizá libre, pero estarás solo, y no habrá música de fondo creada para henchir el pecho ni espectadores de tu soledad.
Pero, ¿cómo adorar semejante becerro? Yo lo intenté, lo juro, pero no pude. Y la intemperie ahora me cubre... y los libros, los de los otros y los míos. Y la vida, por supuesto.
lunes, 27 de agosto de 2018
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