Eso que construyes -no sabes muy bien, o sí, por qué-, eso que no eras y que todavía no eres, esa invención que te falsifica y que te mejora, eso, al fin y al cabo, ¿no es lo que prueba que la libertad es posible y que lo es aquí, ahora? Quisiste ocupar un sitio en una mesa en la que no había sitio para ti, y quisiste, no sabes muy bien cómo ni por qué, cuando nada en tu naturaleza te empujaba a ello. Fue una decisión -¿cuándo y por qué comenzaste a decidirlo?-, la primera decisión que tomaste, y decidiste ser eso que no eras. Y ahí sigues. Y eso es la libertad, o una de las formas que adopta. Y por eso lo auténtico puede ser, y, en realidad, lo es, falso, una falsificación, eso sí, auténtica. Las otras, todas falsas propias de farsantes, y no estás hablando de eso.
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