Y seguir y seguir y seguir y volver a seguir, minuto a minuto. Esto me vino del fútbol, ya así, simulando el plagio -todo es plagio, por cierto, se dice, y puede que sea así. Para mí nada es plagio, para mí y para Borges, por cierto-. Fíjense que no hablo de lo que hablan los que añaden a eso una moral. No se deriva un imperativo de gozo. La frase seria coelista y asquerosa si fuera algo así como "...y volver a seguir, minuto a minuto, exprimiendo la vida bla, bla, bla". Seguir es seguir. Es el camino que ordena al peregrino dejar el albergue. Seguir, sí, es sólo vivir, es, crudamente, seguir siendo. La libertad también es eso, o básicamente es eso, decidir si seguir y, luego, lo más interesante, decidir cómo seguir siendo.
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