El margen como lugar que no se habita pero que, sin embargo, se ha convertido en el hogar de este escritor que sigue atascado más allá del cabo de hornos de su última novela. Me acompañan las palabras del viejo y rabioso Shopenhauer, "uno puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere". ¿No puedo querer lo que quiero? ¿Es mi querer primero la mascarada impuesta por un ente independiente y autónomo?
Les parecerá un juego de palabras para mentes ociosas, y lo es, ciertamente, y sirva, de soslayo, para elogiar el ocio y las mentes ociosas y los juegos de palabras que no sirven para nada: ahí radica su grandeza y se capta aquí, en el margen.
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