Se disipa el cercado que separa la verdad de la mentira o, mejor, no sabemos cuándo, pero hace tiempo que se disipó. Las cosas son las que son (la verdad es la que es), pero ¿las cosas son lo que nos cuentan que son (la verdad es la que nos dicen que es (y, en ese caso, ¿quiénes?, ¿cuándo?)?
Nos engañan, eso deberíamos recordarlo siempre, y nos engañan todos los pájaros con todos los pelajes. Nos engañamos, eso tampoco lo deberíamos olvidar nunca, incluso cuando nos hemos jurado ser sinceros con nosotros mismos.
Es decir, la verdad es lo contrario de lo que me dicen y lo contrario de lo que me digo...
Bueno, está claro que no es así. Quizá me aproximo más si admito que la verdad no es ni una cosa ni la otra, sino otra cosa. Admitido.
jueves, 3 de abril de 2014
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2 comentarios:
La mentira no existiría sin gentes (pre)dispuestas a dejarse engañar... ¿verdad?
Lo que usted dice, Sr. Krust, es verdad... aunque parezca mentira.
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