Puede que sea plasmar una imagen, una escena, lo que hacen las palabras, que sean un puente por el que la imaginación se hace carne. En ese caso, escribir es capturar un vuelo, atraparlo. Para mí no. No veo primero algo y luego trato de decirlo; el decir y la visión van de la mano, son lo mismo, se van creando mutuamente. El Quijote sería otro si comenzara diciendo que el héroe nació, por ejemplo, en Villanueva de los Infantes. Pero su escritor nos dice que nació en un lugar de cuyo nombre no quiere acordarse. ¿Y si hubiera querido? Pues el Quijote no hubiera sido el Quijote y quizás Cervantes fuera hoy un gran desconocido.
Es decir, la novela no es la plasmación física de un mundo previo imaginado, algo así como un resultado; escribir es abrirse a la sorpresa de un mundo por imaginar.
sábado, 4 de marzo de 2017
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