Lo cierto es que hay veces que el sí es rotundo, tanto que en nada quedan las innumerables veces que son no, aunque también es cierto que a veces son nos tímidos, débiles, sutiles, casi síes. Pero no son síes ni mucho menos esos que a veces, pocas, es cierto, se imponen sin matices. Y hay que mantenerlos vivos para que cada nuevo no que llega no venza para siempre y nos eche a un lado, junto a los asnos.
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