Uno de los nuestros dijo alguna vez que no podía vivir sin su dosis diaria de buena literatura. Yo sí. Tengo una naturaleza ausente y desganada, que me llevaría felizmente a pacer bajo un árbol, como un cerdo al que se engorda con fines altruistas. Afortunadamente, no soy esclavo de mi naturaleza. Si me hubiera dejado ir, la literatura sería para mí algo que está dentro de los libros, un tesoro que no se quiere encontrar porque es un falso tesoro, cosas de seres desapasionados, sosos y aburridos. Pero me rebelé y me rebelo a cada instante, y para mí un fiestón es pasar un par de horas con Faulkner, por ejemplo. Y con él, y con otros como él, mato cada día al cerdo que quiere pacer dentro mío.
Sí, podría vivir sin dosis diaria de buena literatura, pero no quiero.
miércoles, 2 de mayo de 2012
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1 comentario:
Yo tampoco, Sr. Lobo, y leo porque quiero.
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