¿Hay alguien ahí que pudiendo escribir no escriba? ¿Existe alguien que se haya rebelado contra su vocación literaria, esa especie de llamada misteriosa y ajena que alguien coloca en alguien y lo convierte en una especie de autómata? ¿Alguien ha silenciado alguna vez y para siempre su necesidad de escribir?
Todos los escritores que afirman escribir por necesidad no, evidentemente. ¿Por qué habrían de hacerlo? ¡Qué estupidez!
Y sin embargo, la libertad, que es sobretodo elección...
Yo, sin poder escribir, escribo; sin ser elegido, elijo. Es mi dosis diaria de libertad, casi una migaja, un sorbo de rebelión en mi servidumbre cotidiana.
jueves, 13 de octubre de 2011
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