Puede que el fracaso también se evidencie con el silencio que sigue a la pregunta "¿de qué van mis novelas?".
¿De qué van mis novelas? Sé que no puedo responder a esta pregunta, pero sé que yo estoy en ellas, no sé cómo, no sé dónde, y que, quizá, sólo sean relatos emancipatorios con los que involuntaria e infructuosamente intento cazarme a mí mismo. O quizá no, quizá sólo sea una manera ingrata de ceñirme nuevos yugos de palabrería y balbuceo.
En todo caso, esté o no esté, no puedo responder(me) de qué van mis novelas, por lo que puede (seguramente) que no vayan de nada. Bueno, eso no estaría nada mal.
jueves, 27 de octubre de 2011
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