La literatura como herramienta de ascesis o de locura, o como manual de instrucciones para indagarse y salir indemne, o no salir, o como pastilla que deshace el tedio que se avecina, por placer, a veces estético, otras, las más, indefinido. La literatura como vocación o como destino, como punto de salida o, es mi caso, de llegada y de permanencia, ya hasta el final.
Por elección lector, y por elección escritor: yo puse ahí esa bicha y le ofrecí mi mano para que la mordiera. Y lo hizo. Aunque, rectifico, escritor es Cervantes, o Sthendal, o Tolstoy, o Kundera o tantos otros. Así que, por elección lector y por elección, a veces, escribo.
lunes, 24 de octubre de 2011
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