miércoles, 23 de abril de 2008

Sant Jordi

Día del libro y de la rosa en mi país, que se llama Barcelona. Barcelona es la capital de mi patria, que se llama Fuga. Nacionalidad creo que nunca tuve, y si alguna vez tuve, afortunadamente la olvidé.
Los escritores firman libros. Los veo, mostrando su mejor cara. Incluso alguno habla de la obligación de cumplir con los lectores, y que por eso firman. Está bien. Es bueno para la industria. Es bueno para el escritor. Es bueno para el lector.
Constato, como cada año, el abismo que me separa de ellos. Podría estar allí, exhibido y exhibiéndome, luchando por la originalidad de la dedicatoria. Es lo mejor del fracaso, que va creándote la identidad, y ahora ya sé que yo no soy escritor... si ellos lo son.
Y que adoro las rosas. Y los libros.

martes, 15 de abril de 2008

quejío

El cielo que nos cubre limita los caminos de la ignominia. No vendrá un dios a afrentarnos, a nosotros, que también creamos desde la nada. No, la ignominia se esconde tras la experta mirada de la ignorancia. Pero... ¿no estaba libre ya de esa cadena?
¡Joder! La puta mosca pirrónica me impide recorrer la senda de la pesadumbre y el duelo y, sin embargo, la pesadumbre está, aunque sea la pesadumbre de la insignificancia.

martes, 8 de abril de 2008

epifanía

Distorsión. Eso provoca el atisbo de lo nuevo, de lo radicalmente nuevo. Es preciso, me es preciso, mantener ahí la calma, y sólo lo consigo no atisbando, volteando los ojos.
Sí, lo sé, eso es lo que distorsiona, lo que me distorsiona, pero lo radicalmente nuevo, con la certeza que se viene, es como un dios al que le dio por asomarse: ciega.