miércoles, 28 de diciembre de 2011

el óptico de Praga en proceso

Desbocados por el ansia en la liquidación total, al fragor de una nueva batalla que, dicen, será la última, acaso al hilo de vender unos viejos restos que no sirven para nada, como tampoco sirven para nada los que han venido a reemplazarlos y los que vendrán cuando estos últimos sean también restos viejos, si es que nada cambia cuando todo haya cambiado. No sería la primera vez; es más, siempre pasa lo mismo. Siempre pasa que cuando todo  pasa, en realidad, nada pasa. Aunque a veces sí pasa algo, a veces pasa que nace Kafka y nos dice que todo es  desternillante y pintoresco, que es igual que nada cambie o que todo cambie, que lo único importante es cómo miras, cómo estás aprendiendo a mirar.   

viernes, 23 de diciembre de 2011

asalto extenso e infructuoso a las carencias cotidianas

Quizás la ironía sea capaz de tamizar el acontecer que se nos viene fiero como chuzos de punta, incluso puede que tenga el poder de provocarnos la risa cuando todo anuncia drama, pero dudo que su potencia ridiculizadora sirva en el lugar sagrado donde uno se encuentra personalmente con la mezquindad y la estulticia, con la miseria cotidiana adosada a eso que eres tú.
No llegas ahí más que trascendiendo la última máscara, la que todavía llevas cuando has retirado todas las otras.
¿Cómo? Siempre hay una última máscara que no podrás sacar, porque en caso contrario estarías en el desierto o en la cima de una montaña, y estás aquí -y no quieres estar en ningún otro sitio- en Barcelona, en el cuarto de los libros, rodeado de una placentera algarabía que a veces amas y a veces amas menos.
Entonces... por eso ponía un "dudo que" en la capacidad de la ironía para sonreírle, descaradamente, a mis miserias, porque lo que veo, en realidad, no son mis miserias, sino, puede, eco de otras que gritan más al fondo y que siempre permanecerán ocultas, enmascaradas.

domingo, 11 de diciembre de 2011

teoría antigua de la riqueza sin prestigio

Hacerse rico, enriquecerse, es para mí adquirir vocabulario, por ejemplo. O aprender algo de nuevo, una vez agotadas las posibilidades que otorgó el aprendizaje anterior.
Enriquecerse para mí apunta adentro, a descubrir eso que soy cuando he doblado todos los disfraces y no hay ya necesidad de maquillaje. Es alimentar eso desconocido que soy, es alimentarlo y proyectarlo hacia el yo que quiero ser, un yo que tenga bastante con literatura de la buena o no tan buena, al que le baste con algo para leer. ¿Y? Y nada, que si el yo es ficticio uno está en la obligación de ficcionarlo, y si es real, uno debe hacer como si no lo fuera y moldearlo, a la carta de su elección.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

sobre la cuádruple raíz de la voluntad y el margen

El margen como lugar que no se habita pero que, sin embargo, se ha convertido en el hogar de este escritor que sigue atascado más allá del cabo de hornos de su última novela. Me acompañan las palabras del viejo y rabioso Shopenhauer, "uno puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere". ¿No puedo querer lo que quiero? ¿Es mi querer primero la mascarada impuesta por un ente independiente y autónomo?
Les parecerá un juego de palabras para mentes ociosas, y lo es, ciertamente, y sirva, de soslayo, para elogiar el ocio y las mentes ociosas y los juegos de palabras que no sirven para nada: ahí radica su grandeza y se capta aquí, en el margen.

viernes, 25 de noviembre de 2011

elogio, y suspiro, de una democracia sin asnos

Cacarearon ya los encargados de la cosa pública, nos pasaron el sombrero y ahora cuentan y se reparten lo que hemos echado dentro, y lo hacen con el sentir del bandolero que ha robado una cartera, como si lo que hay allí dentro fuera un botín. Hemos convertido la democracia en un juego de tahúres que nosotros, los demócratas, observamos como asnos.
Nuestros son los tahúres y nuestras la perlas que se juegan. Nuestra es la cosa pública y nuestra, por lo tanto, es la política. Pero deberemos librarnos de tahúres y para ellos deberemos dejar de ser asnos, porque los tahúres son asnos que se han afiliado y han medrado en partidos que crearon y ahora gestionan asnos como tú o yo. Y es que, admitámoslo ya, sólo un demos desasnizado puede otorgarse una política honesta que haga de esta múltiple compañía algo decente: nuestro es el pecado y nuestra, nos lo merecemos, la penitencia.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Zaratustra en calzoncillos (y mudo)

A menudo me descubro colocando argumentos que desgranan una verdad. Y debatiendo con otros que también argumentan y defienden sus propios verdades. Y nos creemos filósofos ahondando y desbrozando las almas humanas, los vacíos. Y no tenemos a nadie que nos diga que el rey está desnudo, o que la cera es sólo la que arde, o que haríamos bien en no jugar a profundos siendo unos capullos. Alguien que nos diga que la verdad con la que se inicia un discurso es siempre mentira, o simplemente, por tautológica, no es verdad.
Pero, aún sabiendo esto, volveré a descubrirme monologando junto a monólogos afines en la simulación del gran diálogo, y nadie nos dirá: "¡Callad!", y luego: "¡Silencio!", y, después, finalmente, "¡Buscad, si queréis, pero no ceséis de buscar nunca, porque nunca encontraréis!". 

jueves, 27 de octubre de 2011

teoría del novelar(me) vacuo

Puede que el fracaso también se evidencie con el silencio que sigue a la pregunta "¿de qué van mis novelas?".
¿De qué van mis novelas? Sé que no puedo responder a esta pregunta, pero sé que yo estoy en ellas, no sé cómo, no sé dónde, y que, quizá, sólo sean relatos emancipatorios con los que involuntaria e infructuosamente intento cazarme a mí mismo. O quizá no, quizá sólo sea una manera ingrata de ceñirme nuevos yugos de palabrería y balbuceo.
En todo caso, esté o no esté, no puedo responder(me) de qué van mis novelas, por lo que puede (seguramente) que no vayan de nada. Bueno, eso no estaría nada mal.

lunes, 24 de octubre de 2011

usos y abusos letraconfesionales

La literatura como herramienta de ascesis o de locura, o como manual de instrucciones para indagarse y salir indemne, o no salir, o como pastilla que deshace el tedio que se avecina, por placer, a veces estético, otras, las más, indefinido. La literatura como vocación o como destino, como punto de salida o, es mi caso, de llegada y de permanencia, ya hasta el final.
Por elección lector, y por elección escritor: yo puse ahí esa bicha y le ofrecí mi mano para que la mordiera. Y lo hizo. Aunque, rectifico, escritor es Cervantes, o Sthendal, o Tolstoy, o Kundera o tantos otros. Así que, por elección lector y por elección, a veces, escribo.

jueves, 13 de octubre de 2011

ejercicio de emancipación innecesario

¿Hay alguien ahí que pudiendo escribir no escriba? ¿Existe alguien que se haya rebelado contra su vocación literaria, esa especie de llamada misteriosa y ajena que alguien coloca en alguien y lo convierte en una especie de autómata? ¿Alguien ha silenciado alguna vez y para siempre su necesidad de escribir?
Todos los escritores que afirman escribir por necesidad no, evidentemente. ¿Por qué habrían de hacerlo? ¡Qué estupidez!
Y sin embargo, la libertad, que es sobretodo elección...
Yo, sin poder escribir, escribo; sin ser elegido, elijo. Es mi dosis diaria de libertad, casi una migaja, un sorbo de rebelión en mi servidumbre cotidiana.

martes, 11 de octubre de 2011

un capullo entre algodones

Hoy, con el hambre todavía lejana, me apetece anunciar mi soberano desprecio por todos aquellos que siempre encuentran la responsabilidad de sus errores fuera de sí mismos. Son los multiplicadores de causas justificativas, los sufridores de conjuras cósmicas en su contra, siempre absolutorias, enemigos, al cabo, de la libertad. Porque la libertad es tanto gritar un "sí" como un "no", es tanto acertar como errar.
Por lo tanto, asumir como propios  los aciertos y eximirse de los errores es mutilar el sobado vocablo y, por lo mismo, mutilarse, renunciar a la oportunidad de desencapullarse.
(Desencapullarse, obligación a la que se entregan aquellos que, como yo, quieren encantarse con la quimera de ser libres).

miércoles, 5 de octubre de 2011

a este lado del espejo

Parece que ya se evidencia lo que era evidente. La luz al final del túnel que nos anunciaron que ya veían, sólo eran ecos de político enajenado. No vemos ni siquiera el túnel. Es más, no lo veremos nunca porque es un túnel que hay, primero, que escavar y cada uno debe escavar el suyo.
Vivimos una época excelente para la reflexión y para volver a ser capaces de adaptarnos a un nuevo medio, más peligroso porque parece el mismo medio de siempre, pero ya es otro. En todo caso, esto huele a vida, un olor penetrante y apabullante de historias y procesos.
El reto es ser capaces de no cagarnos de miedo ahora que se cierra disneylandia, el primer cierre unánime que ocurre, aquí, en cuarenta años.

jueves, 29 de septiembre de 2011

anhelo de un sentir beduino

Lejos de las égidas que sortean los custodios y los exegetas de las purezas santas, y lejos también del relato que se cita tras las miles de pancartas, parece que no queda otra que entregarse al desierto.
Pero la felicidad en el desierto está sólo al alcance del beduino, y yo no soy beduino ni las dunas que se alzan aquí pueden rodearse mientras se recita una muahlaca cuyo ritmo simula el paso cansino de un camello. Las dunas que se alzan en este desierto son como olas de mar brava: las afrontas, y las cruzas o te ahogan.

sábado, 17 de septiembre de 2011

recuerda que eres mortal (por tanto, estás vivo)

El sobresalto en la aquiescencia, algo extraño junto al asentimiento cotidiano, el susurro de un primer "no" bajo el mismo "sí" de siempre... el gesto de disgusto que no reconoces en la mansa tez domesticada.
Puede que eso sea la primera arena que anuncia la duna que anuncia el desierto, puede que eso sea el anuncio de un nuevo punto de no retorno.
Seguir igual... ya siempre la amargura. Gritar ahora "basta" es, quizás, volver a apostar por la risa, y también blindarla ante la frustración y los apóstoles de la frustración, que venden y regalan y dispersan lágrimas del llanto que les produce haber asfixiado el festín que se estaban dando... ¿Y nosotros? ¿Y yo? Participando de sus migajas, y corriendo el riesgo de llorar con ellos por el final de mis migajas... ¡Despierta, el cielo está tras las migajas!

martes, 6 de septiembre de 2011

la imposible fijación del gran ausente

Rastrear los limes de los puntos casi finales a la caza de algo que reabra los horizontes que ya se abandonaron. Volver sobre lo ya visto y pensado, reemprender el camino hacia ningún sitio que problematice lo ya resuelto, otra vez. Porque toda respuesta no es sino camama, porque toda solución no es sino veneno que adormece, en mi caso, un pensamiento ya de por sí dormido.
Por ejemplo las palabras, con las que uno se encanta y a las que uno se adscribe como si poseyera la patente del fuego cruzado, y decimos "yo soy esto o lo otro", pero basta detenerse un momento en esa tramoya para descubrir que eso que afirma ser es sólo viento modulado, débil, volátil, fácilmente sustituible por otra sucesión de definiciones que no definen nada, o, al menos, no nos definen nada. Porque... ¿cómo fijar algo tan ausente y efímero como uno mismo?

lunes, 8 de agosto de 2011

teoría de hacerse con una posición

Uno puede anclarse, aferrarse a lo que siempre ha funcionado y esperar, o puede soltarse, con todo lo que eso comporta. Puede que estas dos opciones sean una en realidad y que tenga que ver con que ambos han elegido una posición para vivirse, para vivir el acontecimiento de su propia vida. 
Lo que creo que quiero decir es que uno es libre si, y sólo si, es libre en la elección de esa posición, que uno está despierto si sabe que eso se elige y que uno no despierta si no sabe que está dormido. ¿Y cómo saber que se está dormido? Bueno, eso es fácil, creo que es lo que llevamos haciendo toda la vida...

jueves, 21 de julio de 2011

conclusión en cursiva con premisas independientes

Aunque sólo hay adentro, es posible salir. Uno sale queriendo salir, y conviene saber que eso es todo lo afuera que estarás nunca. Creo que la libertad no es un estado, sino una fuga constante e infructuosa.
Hace tiempo que no me recuerdo sino corriendo, y quizás eso es lo que siente alguien que se ha liberado.
También pudiera ser que lo antecedente sólo fueran palabras engarzadas por el miedo.
Ya llegó la duda (que convierte el "conócete a ti mismo" en una camama), y la duda siempre exige decisión. Bien, decido: corro porque soy libre; no corro porque sea un cobarde.
Conclusión: uno es lo que quiere ser.
Amen.

jueves, 14 de julio de 2011

nariz de payaso sobre fondo negro

El mar como metáfora, el naufragio como sentido. Escribir, entonces, es crear tú propia balsa, y leer sujetarte en las que crearon otros. Bueno, hay muchas otras maneras de vivir el desconcierto, pero es cierto que leer es una magnífica idea de viaje a ningún sitio. ¿Y escribir? ¿Por qué ese desasirse? ¿Por qué ese adentrarse en destinos para los que no fuiste llamado? ¿Por qué tú propia balsa?
La respuesta es obvia: porque sí, y porque de mayor quiero ser un gafudo al que nadie necesite cuya máxima ambición sea saber qué esconde la noche tras aquella estrella, la que tiene forma de nariz de payaso, cuestión que me desvelará la que sea mi última novela.

lunes, 11 de julio de 2011

hipérbole de la nadería en proceso decadente

Es realmente curiosa la debilidad de mis fronteras para proteger mi yo real. Sin apenas darme cuenta, la realidad que me sucede oscurece lo real del suceder, y me descubro presa de un torbellino de delirio hacia los confines de la pena negra. Entonces, si no se ha despertado el pánico, tengo que realizar un esfuerzo sobrehumano para detenerme y pensarme y, de nuevo, lanzar una carcajada hacia esa puerta abierta al lugar donde habita la amargura.
Sí, me digo cuando llega la calma, no eres un sabio, y también me digo que nunca seré un sabio. ¿Podré, sin embargo, conseguir algún día que las naderías sólo sean naderías?

miércoles, 6 de julio de 2011

teoría de la realidad sin dosis de certeza

Todos los tiempos son tiempos de literatura. Pero el que está sucediendo con nosotros -o, mejor, en el que nosotros estamos sucediendo- la ha convertido en la única herramienta con la que otear un horizonte posible hacia el que dirigir un posible rumbo. Ensayándonos en las novelas desechamos el error que presenta toda incertidumbre. Luego nos equivocamos igualmente, pero es un error que trae consigo una experiencia adquirida vete tú a saber dónde, cuándo... ¿Aquel verano con La Regenta, Ana Karenina y Madame Bovary? ¿Aquellas cuatro tardes intensas con La Cartuja de Palma, Rojo y Negro y Mientras Agonizo? ¿Fue antes, mucho antes, con Sábato y Kundera?¿O después, mucho después, con... Sábato y Kundera?
No sé. Lo cierto es que he vivido muchos seres errados como para no haber aprendido algo. Por ejemplo: hay que inventarse un horizonte. Por ejemplo: hay que fijar un rumbo. Por ejemplo: el rumbo nunca te llevará al horizonte. Por ejemplo: no importa, hay que remar.  

miércoles, 22 de junio de 2011

principhia literatura

Al principio son pequeños gestos los que te apartan de la algarabía que te circunda. Alguna que otra frase que te  suena a un idioma que conociste pero que estás olvidando, algún que otro susurro oído como un grito. Al principio es la incipiente mutación a cucaracha, o escarabajo, o garrapata, o lo que fuera el bicho que nació de Kafka. Al principio es acumular predicados sobre un sujeto que deja de comprenderlos y comenzar a extrañarse, a extrañar, a ser un extraño.
Luego uno se pone a escribir, porque sí.

jueves, 2 de junio de 2011

indignado y paciente: game open

Las primeras embestidas llegaron por el asco y la estética. La cegada bestia fue atraída hacia allí porque aquel lugar olía diferente y también olía a diferencia. Alguno de sus múltiples asesores señalarían aquel lugar como rebosante de caza. Alguien tuvo que argumentar la necesidad de la limpieza, alguien estudiaría la mejor táctica, alguien elaboraría un plan, alguien tomaría la decisión. Todos se equivocaron.
La bestia actuó como si allí hubiera un enemigo y perdió. Pero volverá, y quizás esta vez no se equivoque, aunque es difícil no equivocarse si te mueve el clasismo y la prepotencia, la ignorancia y la prisa.
Lo que la bestia desconoce es la potencia transformadora del anonimato, si la voluntad impulsa, y las victorias que garantiza la paciencia, si se parte ya de la derrota. 

martes, 24 de mayo de 2011

indignado y cobarde: game over

Parece que, finalmente, alguien ha oído el zumbido del despertador que llevaba años sonando. Alguien ha reaccionada a la indignación y ha dicho "basta" y alguien se frota las manos notando que ese "basta" sólo es un cauce de pseudo rabia pronto a desecarse.
El escaparate muestra ahora una rebelión pacífica que pronto será acechada por el hastío. Los medios ya han dejado de apuntar sus objetivos hacia las plazas, es el primer síntoma. Luego se irán las clases medias, como efecto de no verse protagonista en las noticias de su realidad cotidiana y, finalmente, estas mismas clases comenzarán a despotricar del lamentable estado de las céntricas plazas. Entonces llegará la policía, los medios volverán y a los dos días todo seguirá igual que antes del 15 de marzo.
Digo esto porque he estado en la plaza muchas horas y he visto y oído miles de plegarias bienintencionadas, debates encendidos, ambiente lúdico y festivo. Pero... ¿Cuántos de nosotros volveremos cuando la fiesta finalice y comience la batalla? Es posible que estemos indignados; falta saber en cuántos de nosotros ese estado de indignado lo ha colocado en un punto de no retorno, en un punto de firme voluntad de no querer que todo siga igual, de no permitir que todo siga igual. Por mi parte, estoy indignado conmigo mismo porque no quiero que todo siga igual, pero sé que no tengo la valentía necesaria para impedir que eso pase.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Seguir el impulso, aunque Demócrito errara

Escribir tres páginas del tirón -ya veremos las frases que luego sobreviven- en el desierto que me obliga a recorrer mi última novela es como recibir un regalo salvífico de algún dios antiguo que quizá busque recuperar con ello su culto. No será el caso, pero la llegada de ese klinamen y la nueva ruta a la que me empuja puede que me facilite seguir adelante.
Seguir adelante, seguir avanzando, seguir picando, hasta que llegue un momento en el que, con sorpresa, aparezca el punto final... otro punto final. Y luego, en ese preciso instante, una nueva historia iniciando su trayecto en un nuevo libro en blanco, esa que ahora todavía no sueñas pero que seguro ya se está gestando. Pero vayamos por partes, no perdamos el impulso...

domingo, 8 de mayo de 2011

el hambre en los confines del arte

Sellé hace años un pacto conmigo mismo para enterrar cualquier muestra de indulgencia. Eliminé todos aquellos lastres que me habían servido para perdonarme. Abrí los ojos -o puede que entonces fuera cuando los cerrara- y ya no quise poner un algo responsable de mis fracasos ni de mis éxitos. ¿Éxitos? ¿Fracasos? El éxito y el fracaso están reservados para los que no se cobijan, como yo, bajo el amparo de la seguridad social. Ciorán llegó a Francia y se puso a recorrerla en bicicleta: yo hubiera guardado turno en la cola de los que luchan por su jubilación. ¿Luchan?  Lucha quien pone en juego su vida, o más aún, su honor. Mi honor se mide con los recibos que alcanzo a pagar gracias a mi nómina asegurada.
Pero, ¿cómo llegué hasta aquí, quién fue el responsable?  Yo, el mediocre, todo el mérito es mío.
¡Aleluya!

viernes, 6 de mayo de 2011

viaje al fondo de la paz

Después del asesinato del asesino, el puñal que busca sangre sigue su curso por este occidente viejo y desnortado. Conocemos tan bien su gusto que enloquecemos cual jauría desbocada cuando esta se presenta. Sí, hemos inundado nuestras ciudades con gritos de "no a la guerra", pero nunca supimos que sólo los dioses consiguen materializar su verbo -uno dijo: "Hágase la luz", y la luz se hizo-. Nosotros gritamos y gritamos "no a la guerra", pero las guerras no dejan de sucederse, una tras otra. Guerras de primera generación, de segunda, ahora vamos, creo, por las de cuarta generación, que son esas en las que no vemos al enemigo; las que se declaran sin necesidad de que éste exista. Porque, en realidad, el enemigo está aquí, y se llama ignorancia, miedo, ansia, odio, rabia, envidia... y es para exorcizar nuestras taras que alguien manda combatir contra alguien y alguien muere. Esa sangre es la que pretende redimirnos y hacer justicia, pero, seamos honestos, esa sangre nos convierte en asesinos.

lunes, 25 de abril de 2011

el sueño al trasluz de una normativa

Las tablas de la ley se han diversificado en miles de mandamientos, cada uno de ellos con un despliegue jurídico añadido que encorseta la llegada del acontecer. El miedo al presunto caos que, presuntamente, desata una vida en libertad nos ha empujado a normalizarlo todo, de tal modo que el suceder que todavía sorprende lo hará por última vez: una nueva norma espera su momento en el almacén donde el legislador que habita en nosotros deposita su ansia. Las dictaduras se nutren de esa ansia, de ese querer soberano y legítimo porque todo siga igual o, en su defecto, que lo que venga lo haga a lomos del artículo de un libro sacralizado.
Las dictaduras vuelven cuando el horizonte de lo posible se desvanece, cuando el mañana se teme más de lo que se sueña. Y no hay sueño que resista el control de una normativa.       

domingo, 17 de abril de 2011

la copia y el hambre en el escaparate

Entregada el alma a los suburbios de la consciencia y ésta a los acás del silogismo, la literatura ha quedado confinada entre los rectos trazos de una gramática común y manoseada. Se repite una y otra vez el discurso, se persevera con el relato que se ha contado mil veces, se coge un poco de aquí y de allá y se forma un dulce mejunje que entra bien, sí, pero no quita el hambre. Hay que ir un poco más lejos, saltar los márgenes, arriesgarse. Como hicieron y hacen otros, los que están al fondo, lejos del escaparate. Como podemos hacer tú y yo, ajenos a las cadenas del mercado, libres.  

jueves, 14 de abril de 2011

el individuo y los colores, y una ciudad por construir

Hay cosas en las que todavía creo. Creo, por ejemplo, en las hadas y en los gnomos, en la magia y en la alquimia, pero creo que estoy dejando de creer en ti y en mí y en él, en "nosotros". ¿Cómo puedo creer en "nosotros" cuando me aterrorizan todas las puertas que nos abre? Hemos creído que la realidad siempre empuja hacia la revolución o el sometimiento, a cortarles el cuello o a que nos lo pisen para siempre. De nada nos ha servido el pasado; "nosotros" somos propensos a catapultarnos por la espiral del delirio hacia estados donde reinan las convicciones, y creemos fácilmente en realidades de blanco y negro: hemos despertado del sueño de los benditos y no somos capaces de ver otra salida en el callejón ni que "ellos" también son "nosotros". Estoy dejando de creer en ti y en mí y en él porque no hay "nosotros" que no conlleve guerra, porque esta es su condición de posibilidad, y por eso la política es tan necesaria. ¿Pero dónde están los políticos que llevamos esperando ochenta años?    

jueves, 31 de marzo de 2011

soliloquio de la sola presencia

Escribir es fijar un vagar errático, configurar un lenguaje propio con los cientos de palabras que se inventaron para la supervivencia de la especie -es decir, no morir de hastío.
Cogemos las palabras, las que se dejan, a nuestra manera, porque seguimos huyendo de nosotros mismos y del vacío que se abre si te miras y más si osas proyectarte.
Esto no es un lamento, como mucho un aullido que precede a una gran sonrisa.
Esto es un fragmento de mi yo fragmentado, una pieza más para añadir al puzle que voy formando, poco a  poco, con el anhelo inalcanzable de dar con quién soy, con cómo soy, con qué soy... más acá de Jordi Lobo.

lunes, 21 de marzo de 2011

el cielo que me cubre

Moro en el extraño lugar de la trama dormida, de la historia que dejó de contarse. Digo que es extraño porque se está en él a la espera de un Godot que te haga avanzar, una vez has vuelto de nuevo a detenerte sin haber escrito ni tres líneas que luego borrarás. Quieres seguir, pero parece como que no quieras, como si vieras que en el final de esta historia está también tu final como novelista. O puede que sólo sea cuestión de frecuencia, de que ahora la vida te azuza con lides desmadejadas y, en cierto modo, incomprensibles, y que te sea incompatible armonizar lo que sucede fuera con lo que sucede dentro: aquí la historia a medio contarse de un callejón con salida y fuera... fuera la unanimización continua y constante de la estupidez humana, de la que colaboras con fervor casi metafísico.

viernes, 11 de marzo de 2011

un matiz para la trascendencia

Es difícil mantenerse al margen del delirio colectivo. Cuando menos te lo esperas, te descubres vociferando y mendigando dosis de lisonja que redunde y amplifique ese tipo que eres y que el resto no es y sueña -eso te pone- con ser algún día. Hemos convertido el derecho al protagonismo en un dogma de fe y nadie acepta sin sufrimiento someterse al papel secundario. El misterio que más nos intriga es el que da respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que yo, YO, esté pasando por este mundo sin que el mundo se dé cuenta?
Nos ayudaría ya, desde ahora mismo, formularnos esta otra: ¿Cómo es posible que yo, YO, esté pasando por este mundo sin apenas darme cuenta?

jueves, 3 de marzo de 2011

al asalto del pensar monolítico

Nunca hubo más escritores que ahora, nunca una explosión semejante de vocaciones sin anhelos profesionales. ¿Cuántos poetas, cuentistas, cronistas, diaristas, filósofos, críticos y demás ralea de artes semejantes lanzan cada día sus creaciones al espacio exterior por el hilo de su router? La globalización está siendo todo lo contrario a lo que se creía: no ha unificado el discurso, no ha impuesto una traducción de lo real, no ha equiparado y simplificado el punto de vista. La globalización y su estandarte, Internet, han diseminado y multiplicado el relato, que lo formará, pasado el tiempo, el estudio de los millones de microrelatos que narramos y que nos narran. La tiranía del pensamiento único está perdiendo la batalla: no hay nadie que pueda callarnos. Desde nuestras humildes tribunas a veces gritamos y a veces sólo susurramos qué y cómo somos, qué y cómo queremos ser. El porqué seguirá siendo un misterio. Sólo creamos y creamos y seguiremos creando cuando todo se haya acabado, o, para no ser exagerados, hasta momentos antes de que ese momento llegue.
Por ello, gracias, gracias por no callaros

jueves, 17 de febrero de 2011

el absurdo como argumento, a la espera de algo más real

Alguien vendrá a seguir picando, cuando a nosotros se nos hayan acabado las palabras.
Siempre habrá alguien que seguirá golpeando los aceros de lo obvio, algún inconformista que persevere con ahinco para saciar su ansia de verdad. Sabrá, cuando se le agoten también las palabras, lo que quizás sepamos nosotros de aquí a un tiempo, que la única verdad es el inconformismo y que debería haber picado con la jeta del que sabe qué perra es la vida... y qué bella.
Sí, que debería haber picado sonriendo.

lunes, 7 de febrero de 2011

el púlpito y el fantoche, y sus plumas de pavo real

Escribir siempre fue trazar en un hoja en blanco un nuevo contorno a las sombras desconocidas y anhelantes; un curiosear en esa parte ignota que se nos construye adentro en el contacto abrumador con lo que nos rodea.
El escritor se entrega a traducirse qué es eso que pasa y que le pasa, aunque sólo sea porque no se conforma con la enorme variedad de traducciones que le ofrecen otros, o porque, ya puestos, quiere inventar él mismo un sentido a la estupenda absurdidad que conlleva estar vivo...
A decir verdad, y después de leer la pontificación que he escupido en las líneas precedentes, puede que escribir sólo sea un pasatiempo de gente aburrida que saca a su vanidad de paseo y, por lo tanto, yo un necio que suspira por asombrar con el batir de sus plumas de pavo real. ¡Buahh, qué asco! Y sin embargo...

miércoles, 26 de enero de 2011

la leyenda de los que nos precedieron

Los fanaticos de la razón expresaron su deseo de someter nuestra animalidad al estricto control de su potencia. Así, dijeron, ese mono que bajó del árbol sería, finalmente, humano. Los instintos matan; matemos, pues, a los instintos. Casi lo consiguieron: aparecieron, por ejemplo, enfermedades que se adosaron al sexo; leyes y normas y morales que legislaron las costumbres, y, últimamente, juegos y despistes y ocios inocentes para solaz de adultos con chupete.
Siempre, sin embargo, hubieron artistas, ascetas, forajidos, filósofos y escritores que, al amparo de la oscuridad de la noche, o a plena luz del día, se mantuvieron firmes más allá de toda lógica y saludable estancia en la sala de espera de lo ya escrito, a verlas venir. Por el contrario, fueron a buscarlas, y los vieron llegar, y luego, inmediatamente, pasar, pues no estaba en su naturaleza detenerse. Dicen que les gustaba gritar, como a los peregrinos, "ultreia"(más allá), y dicen que ese grito sólo era audible para ellos.
¡¡Ultreia!!, pues.

jueves, 20 de enero de 2011

análisis sociolingüístico sin fecha de caducidad

Uno desea vérselas ya con el hombre del saco que aseguran que viene, que ya ha llegado pero que su invisibilidad y su artificioso volumen impiden verlo. Pero está ahí, aguarda bajo tu ventana la llegada del gran apagón para asaltarte, me dicen, para hincarte sus asquerosos dientes y beberse tu sangre. Hay que mirar bajo la cama, recomiendan, antes de acostarse: podría aparecer en cualquier momento y ahogarte con tu almohada. También de día te acecha, aseguran; abre bien los ojos y vigila, hazlo por ti y por tus vecinos, ellos necesitan de tu vigilancia y tú de la de ellos. Y, sobretodo, no se te ocurra poner belleza en esa rosa, o en ese cactus: él aprovecharía ese momento para rebanarte el cuello.
La gestión del miedo tras su previa inoculación, se llama el juego. También es conocido como "la gran estafa" o "el gran negocio"; en fin, un timo.

jueves, 13 de enero de 2011

el gran fracaso (con todas sus virtudes)

Todos los asaltos a la Verdad se han visto, tarde o temprano, en un callejón sin salida tras el cual reina el desconcierto. Puede uno contentarse con la última certeza, o puede lanzarse al vacío, correr riesgos, jugársela. Quizás espera la demencia; quizá la lucidez. En todo caso, espera un mar sordo por el que vagar y en el que hay que volver a escribirlo todo, otra vez, o condenarse al silencio. Porque no buscamos (no busco) la Verdad de los hombres... y nunca seremos dioses.