jueves, 31 de marzo de 2011

soliloquio de la sola presencia

Escribir es fijar un vagar errático, configurar un lenguaje propio con los cientos de palabras que se inventaron para la supervivencia de la especie -es decir, no morir de hastío.
Cogemos las palabras, las que se dejan, a nuestra manera, porque seguimos huyendo de nosotros mismos y del vacío que se abre si te miras y más si osas proyectarte.
Esto no es un lamento, como mucho un aullido que precede a una gran sonrisa.
Esto es un fragmento de mi yo fragmentado, una pieza más para añadir al puzle que voy formando, poco a  poco, con el anhelo inalcanzable de dar con quién soy, con cómo soy, con qué soy... más acá de Jordi Lobo.

lunes, 21 de marzo de 2011

el cielo que me cubre

Moro en el extraño lugar de la trama dormida, de la historia que dejó de contarse. Digo que es extraño porque se está en él a la espera de un Godot que te haga avanzar, una vez has vuelto de nuevo a detenerte sin haber escrito ni tres líneas que luego borrarás. Quieres seguir, pero parece como que no quieras, como si vieras que en el final de esta historia está también tu final como novelista. O puede que sólo sea cuestión de frecuencia, de que ahora la vida te azuza con lides desmadejadas y, en cierto modo, incomprensibles, y que te sea incompatible armonizar lo que sucede fuera con lo que sucede dentro: aquí la historia a medio contarse de un callejón con salida y fuera... fuera la unanimización continua y constante de la estupidez humana, de la que colaboras con fervor casi metafísico.

viernes, 11 de marzo de 2011

un matiz para la trascendencia

Es difícil mantenerse al margen del delirio colectivo. Cuando menos te lo esperas, te descubres vociferando y mendigando dosis de lisonja que redunde y amplifique ese tipo que eres y que el resto no es y sueña -eso te pone- con ser algún día. Hemos convertido el derecho al protagonismo en un dogma de fe y nadie acepta sin sufrimiento someterse al papel secundario. El misterio que más nos intriga es el que da respuesta a la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que yo, YO, esté pasando por este mundo sin que el mundo se dé cuenta?
Nos ayudaría ya, desde ahora mismo, formularnos esta otra: ¿Cómo es posible que yo, YO, esté pasando por este mundo sin apenas darme cuenta?

jueves, 3 de marzo de 2011

al asalto del pensar monolítico

Nunca hubo más escritores que ahora, nunca una explosión semejante de vocaciones sin anhelos profesionales. ¿Cuántos poetas, cuentistas, cronistas, diaristas, filósofos, críticos y demás ralea de artes semejantes lanzan cada día sus creaciones al espacio exterior por el hilo de su router? La globalización está siendo todo lo contrario a lo que se creía: no ha unificado el discurso, no ha impuesto una traducción de lo real, no ha equiparado y simplificado el punto de vista. La globalización y su estandarte, Internet, han diseminado y multiplicado el relato, que lo formará, pasado el tiempo, el estudio de los millones de microrelatos que narramos y que nos narran. La tiranía del pensamiento único está perdiendo la batalla: no hay nadie que pueda callarnos. Desde nuestras humildes tribunas a veces gritamos y a veces sólo susurramos qué y cómo somos, qué y cómo queremos ser. El porqué seguirá siendo un misterio. Sólo creamos y creamos y seguiremos creando cuando todo se haya acabado, o, para no ser exagerados, hasta momentos antes de que ese momento llegue.
Por ello, gracias, gracias por no callaros