viernes, 26 de mayo de 2017

una constante para despejar la incógnita

Hay otra manera de verlo. En realidad las maneras de verlo son infinitas. Era yo aquel miembro de la muta que mató al mamut y soy yo aquel miembro de la tripulación que pondrá los pies en Júpiter, o aquel otro al que despertó otra estrella. Había dos árboles en el Paraíso y elegimos el del conocimiento. Y sí, formo parte de la aventura que iniciamos al bajarnos de los árboles y que sólo concluirá cuando nosotros queramos. Puede que esto sea lo que quieren decir los que dicen que la muerte no es nada. Y lo que quieren decir los que dicen que la vida lo es todo. ¿Era esto, lejano Sócrates, "el bien precioso con el que debe uno encantarse a sí mismo"?  

sábado, 20 de mayo de 2017

la verdad al por mayor y, por ejemplo, sin grasas

Se multiplican los enunciados que neutralizan la búsqueda de la verdad y ahorran el esfuerzo infructuoso de ponerse a husmear.  Y digo infructuoso porque no se puede seguir el rastro de algo que se desconoce, si hemos dejado al margen una solución divina.  Pero hablemos claro. La verdad siempre tiene que ver con la muerte, y más que con la muerte, con mi muerte. Y si antes uno podía comprar un no final al precio de dejarse encantar y someterse a un Ser superior, ahora el mercado ofrece no finales que pasan por entregarse a la asepsia y el cuidado.
Pero la verdad tiene que ver con un final, con mi final, y esa es la verdad, y lo que uno busca si huye de curas y capillas, ya sea en Iglesias o en gimnasios, es la verdad del final y debe encontrarse, por lo mismo, más acá de ese final. Pero no sabes ni siquiera a qué se puede parecer esa verdad que buscas, y esperas, yo lo hago, a que sean tus novelas las que te traigan la respuesta, sólo a ti, a nadie más que a ti.
 

miércoles, 10 de mayo de 2017

sustituciones azarosas para acometer la disonancia

Es ahí, esa frase, la que sobra. O puede que esa sea, por el contrario, la única necesaria. La cosa es que en ese párrafo algo falla. Vienes releyendo, a un velocidad y un ritmo constante y, de pronto, algo se quiebra, algo no cuadra. Te pones a ello. Se diría que, incluso, con pasión. Reescribir es, seguramente, la parte que más te gusta de esto. Nunca es fácil dar con el fallo. Si fueras bueno en esto, quizá sí. Pero no lo eres, y sigues la prueba del zapatero, aunque ahora lo llamen "ensayo-error". Y, al final, llega un momento que la distorsión que se levantaba ha desaparecido. Y sigues releyendo, y sabes que, en cuanto cojas ritmo, volverá a aparecer otro reto. Y así hasta el final, que como todos ustedes saben, no se alcanza nunca.