domingo, 19 de noviembre de 2017

la insoslayable inercia del conjunto

Nunca se sabe el precio que habrá que pagar. Nunca se sabe el precio que habrá que pagar por todo lo que sucede, pero, sobre todo, no se sabe qué precio vas a pagar tú, en tanto que eso que sucede, te sucede a ti. Eres isla, pero también eres archipiélago.
Hay un horizonte de escenarios posibles que limita cualquier construcción de escenario futuro, hay una tiránica supremacía de lo colectivo, hay un sometimiento insoslayable y total a ser hijo de tu tiempo. Y no hay un margen que reste a salvo, todo está ocupado. Incluso Fuga está ocupada. Y todas las ermitas.
Lo que sucede nos sucede a todos y nos sucede a cada uno de nosotros, pero hay que ser paciente para ver cómo nos sucede y cómo me sucede, hay que ser paciente para ver qué va a hacer contigo, qué va a hacer conmigo.


viernes, 3 de noviembre de 2017

la ignota magnitud de los efectos retardados

Ahora advertimos que la devastación que causan dos trenes que se chocan, al menos en política, es gradual y, posiblemente, imparable. Habrá que esperar un tiempo para hacer recuento del número de víctimas causado, y sobre las runas, será difícil cuantificar cuántas estructuras han caído.
Que sea imparable significa que no se puede parar, que se detendrá, sí, cuando la fuerza inicial desatada se consuma, y eso tardará en pasar, porque ambos trenes iban llenos de rencores, odios y, en el más pequeño, además, sueños y esperanzas.
Y nosotros ahí, bajo la Historia, sometidos a múltiples y variables mensajes de todo tipo de analistas, con más interpretaciones que datos, manteniendo el tipo, con alegría, aunque por dentro estemos muriéndonos de pena.