viernes, 22 de mayo de 2020

los decires que pudieron y que pueden decirse

Las plagas también son un potencial mensaje de emancipación. Vienen cargadas de dolor, pero sólo nos duelen si caen cerca, por mucho que, como gratis plañideras, hallamos derramado por doquier llantos de palabras. Si supieramos dolernos con el otro, el mensaje sería ensordecedor; casi sin esfuerzo, ahí estaría el camino, en cualquier parte y en todas las partes, para que cada uno a su manera, cada uno a su ritmo, invente en cada paso a qué quiere decir “libertad”. Pero no sabemos. Sólo los que se duelen, pueden, y por eso los grandes emancipados, y también los pequeños, casi siempre surgen de un dolor.

viernes, 1 de mayo de 2020

la necesidad de una farsa auténtica

Los habladores que publicitan el tinglado siguen hablando y hablando aunque su decir denota ahora miedo por mucho que lo disfracen de solemnidad, imprecisión por mucho que se rodeen de datos y debilidad, por muchas banderas y uniformes con el que llenen el decorado. Cuando los gritadores han aparecido en escena y muchos pueblos de este pueblo se declaran “el pueblo”, cuando los decires lo inundan todo y, como ahora, un hecho nos pone a todos en nuestro sitio, los habladores que nos hablan, al menos, deberían saber actuar. Veo pocas opciones más de poder alargar la farsa, y me temo que todavía no somos capaces de prescindir de ella, y quizá no lo seamos nunca.