domingo, 24 de septiembre de 2017

dicen que hay tormenta, pero en Barcelona luce el sol

El relato de emancipación ha calado aquí y poco importa la verdad o la mentira de sus fundamentos. Ha ido apoderándose de un espacio social, poco a poco, y las infantiles y soberbias reacciones que ha provocado han empujado a más gente a ensancharlo. Me llega que aquí hay una peligrosa fractura que se expresa de forma violenta, pero más allá de cuatro capullos lo que yo veo es gente discutiendo, debatiendo, charlando, riendo, veo una sociedad que, entre los del sí como los del no como los del no, no y no, se ha desprendido de su sudario. Y nadie odia a nadie, más allá de los cuatro capullos de antes, o al menos no por cuestiones políticas.
Eso es lo que pasa en mi ciudad, en Barcelona, aunque de fuera me aconsejen no salir a la calle y, mucho menos, hablar en castellano, aunque de fuera me digan que hay hordas de independentistas dispuestos a quemarlo todo. Leí hace un par de días alguien que decía que el día que los españoles sepan lo que pasa realmente en Catalunya iban a alucinar con sus políticos y los voceros de sus políticos. Pues eso.

lunes, 18 de septiembre de 2017

siempre adelante, como Tales de Mileto

Que las palabras en forma de discurso mueven voluntades era algo ya sabido. Lo nuevo, o así me lo parece, es que las voluntades muevan al discurso, y que sea ese discurso y los líderes que los emiten los que acaparen las miradas de los miles de analistas que andan sueltos, y que todos olviden cómo comenzó todo. Aquello que inician las sensaciones o, si quieren, los corazones, no se soluciona o, si quieren, se "conlleva", con nuevos discursos y, mucho menos, con amenazas.
La cuestión no es por qué alguien quiere ser independiente, sino por qué no va a quererlo cuando el sujeto de su dependencia lo menosprecia, lo insulta y lo ridiculiza.
Estoy hablando de lo que está pasando aquí, en Barcelona, de lo que está pasando con Catalunya y con España. Y estoy hablando de mí, de mis sensaciones, de alguien que habita en Fuga y que hace mucho rompió con las grandes palabras. Así que, para mí, esto no va de patria, ni de nación, ni de democracia, ni de libertad. Para mí, esto va de respeto.