viernes, 24 de agosto de 2012

manual de autoconsciencia tristemente revelador

Sobre el saber hay que saber dos cosas: hay que saber lo que se sabe y, más importante, hay que saber lo que no se sabe. El problema es listar lo que sé -lo que no sé será todo aquello que no aparezca en el listado. Bien, ¿qué sé? Sé que algo sé, no como aquel que sabía que no sabía nada, por ejemplo, que soy mortal. ¿Pero por qué sé que soy mortal si nunca he muerto? Te asemejas a tus semejantes y ellos mueren, ello debería bastarte.
¿Sé algo más? Sí, que todo empuja para que se uniformice el pensamiento, que proliferan múltiples variables de genuflexión dorsal, que el lenguaje ya sólo es una herramienta de excusa y que en todas sus frases se esconden diferentes motivos floridos de un omnipresente y manido "sí, señor", que la servidumbre, sí, es voluntaria y además se liga en un plano impenetrable a la propia mirada.
Joder, entonces... Sí, eres un abanderado de la sumisión.  

jueves, 16 de agosto de 2012

ansia por el cofre del tesoro

Acumulamos ansias con el mismo arte desentregado y silencioso con el que se acumula el polvo en los libros que una vez robamos y leímos con fruición. ¿Acumulamos ansias porque ansiamos ser otro del que somos? ¿Puedo ser "otro" del que soy si no sé qué soy? Acumulamos ansias, entonces, porque ansiamos ser eso que somos y no sabemos cómo llegar a serlo. 
Esto suena más auténtico, más griego... Así que soy portador de una identidad que se muestra esquiva, que se esconde cuando obedezco al oráculo y me adentro con todas mis armas a su caza. Así que lo que soy me espera en el interior de un cofre que debe andar por algún lugar de mi cerebro, o puede que en algún otro donde nunca lo buscaría, como el culo o bajo la rótula de mi pierna derecha. ¿Cómo mi introspección va a llevarme de exploración a esas zonas tan poco nobles?
Acumulamos ansias, una tras otra, y a veces el lenguaje, como ahora mismo, con su alta capacidad balbuceíca y verborreíca, permite exorcizar alguna. Adelante, pues, vomitemos palabras...   

lunes, 6 de agosto de 2012

abrazo de Voltaire bajo la guillotina

La ineptitud de los políticos y la corrupción que provoca el dinero del lujo en personas con una visión clasista, estereotipada, cerrada de la realidad, pobre, falsa, en definitiva, estúpida, infantil, ha provocado que suene el canto de sirena de la dicotomía reduccionista que afirma que todo se dirime con el enfrentamiento de "ellos" contra "nosotros": "Nosotros o Ellos".
¿Y qué pasa conmigo? ¿Qué pasa con alguien que sabe que las dicotomías sólo se resuelven en el mismo plano donde se crearon, el del lenguaje, y que es peligroso que por ingenuidad desmemoriada salgan de ahí  y se asienten en la creencia colectiva? Estamos ya ahí, la acción amenaza... ¡Estad alerta, amigos disidentes, la batalla por la libertad de pensamiento ha comenzado y van a querer enrolaros en alguno de los polos! ¡Recordad que pensar es pensar contra la reducción y la simplificación, recordad que pensar es, siempre, pensar a la contra!