jueves, 17 de febrero de 2011

el absurdo como argumento, a la espera de algo más real

Alguien vendrá a seguir picando, cuando a nosotros se nos hayan acabado las palabras.
Siempre habrá alguien que seguirá golpeando los aceros de lo obvio, algún inconformista que persevere con ahinco para saciar su ansia de verdad. Sabrá, cuando se le agoten también las palabras, lo que quizás sepamos nosotros de aquí a un tiempo, que la única verdad es el inconformismo y que debería haber picado con la jeta del que sabe qué perra es la vida... y qué bella.
Sí, que debería haber picado sonriendo.

lunes, 7 de febrero de 2011

el púlpito y el fantoche, y sus plumas de pavo real

Escribir siempre fue trazar en un hoja en blanco un nuevo contorno a las sombras desconocidas y anhelantes; un curiosear en esa parte ignota que se nos construye adentro en el contacto abrumador con lo que nos rodea.
El escritor se entrega a traducirse qué es eso que pasa y que le pasa, aunque sólo sea porque no se conforma con la enorme variedad de traducciones que le ofrecen otros, o porque, ya puestos, quiere inventar él mismo un sentido a la estupenda absurdidad que conlleva estar vivo...
A decir verdad, y después de leer la pontificación que he escupido en las líneas precedentes, puede que escribir sólo sea un pasatiempo de gente aburrida que saca a su vanidad de paseo y, por lo tanto, yo un necio que suspira por asombrar con el batir de sus plumas de pavo real. ¡Buahh, qué asco! Y sin embargo...