martes, 27 de noviembre de 2018

la convicción como instrumento de tortura

Si te ves en riesgo, entonces, amigo, estás pensando, porque pensar sin riesgo es no pensar, sino permanecer en lugar conocido, acomodado entre los almohadones de la convicción, sujeto, ligado a un mástil cuyo valor le viene por llevar mucho tiempo ahí y por nada más. Pero pensar es soltarse y saltar hacia un abismo del cual desconoces si hallarás asidero y sí, puede que no lo halles y, por lo mismo, te libres a un vagar perpetuo. Por eso pensar es correr riesgos, la locura o la soledad uno de ellos, pero hay otros, la batalla, por ejemplo, o el desconsuelo. 
¿Por qué, entonces, hacerlo? Porque sí, porque hay que moverse, porque la convicción mata, también de aburrimiento.