viernes, 28 de agosto de 2009

núcleo

Entreveo las sucesiones que están por venirse, ahí, en mi novela, pero estoy seguro de que cuando me disponga a narrarlas las letras me alejaran de ellas y me ofrecerán otras nuevas que, a su vez, me harán entrever otras sucesiones, otro relato que, sin embargo, seguirá siendo el mismo.
Podría dotarme de mando, marcar el rumbo, marcialmente, pero entonces me convertiría en un dirigente poseedor de una doctrina, un dictador, y no en alguien paciente que espera encontrar al menos un conocimiento con el viaje: es ese que seguirá siendo el mismo en todas las sucesiones que se dieron y en las que no se dieron y que apunta a uno mismo.

lunes, 24 de agosto de 2009

el púlpito

Las palabras, esas golfas vestidas de inocencia que esconden siempre un fusil, aguardan sumergidas en el ruido de los tiempos, preservando su levedad. Sólo los que escribimos nos adentramos en sus habitaciones a vérnoslas con la jauría, y cerramos los ojos y cogemos lo que podemos, y volvemos a revelar lo que allí encontramos.
Escribir cosas como estas es lo que me hace pensar que, en el fondo, soy un negador de la vanidad que no puede dejar de alimentarla, vorazmente. "¿Volvemos a revelar lo que allí encontramos?" Eso he escrito, como si fuera un adolescente de cortejo. Como si escribir fuera evangelizar.
Recuerda, escritor: escribir es escribirse, y después leerte, si llegas a viejo.
Recuerda, escritor: eso basta.

martes, 4 de agosto de 2009

el jardín

Ya no se trabaja para silenciar a los que disienten; ya no hace falta. La sombra de la mazmorra basta: la oscuridad, el silencio. Nos han encorsetado con tantas amenazas creadas a los antojos divinos que trocamos libertad por seguridad, el nuevo vocablo, el nuevo anhelo. Y ahí, mágicamente, aparece el ángel guardián del Estado para proporcionárnosla, a destajo.
Pero uno, una vez catada la potencia creativa de la incertidumbre, no quiere ya un ángel guardián tan excelso. Y es bien sabido que esa potencia se maximiza junto a la oscuridad, junto al silencio, y que la mazmorra se trueca en jardín, si se consigue salir de la reverencia.