lunes, 29 de julio de 2013

entre la aridez y el rebosamiento, con un coacher en el asiento

Son tantos los referentes, los troncos que uno tiene para sostenerse en el océano donde estamos condenados a morir ahogados, son tantos, tan variados y tan sospechosos que uno, quizá por decencia, decida no agarrarse a ninguno. Con el agua al cuello, y todo a tu alrededor conspirando para salvarte: libros, estudios, teorías, hipótesis, evangelios, tratados, estadísticas, etc. Nuevos profetas que presentan a los mismos Dioses de siempre con la entrega (tú entrega) y la promesa de un jardín al fondo: a cambio, sólo algo de culto, poco, el mínimo para que constes en el grupo.
¿Cómo mantenerse en los límites sin echar mano de esos ardientes clavos? ¿Cómo, y por qué, sumarte a las loas de esos nuevos becerros? ¿Cómo seguir viviendo en la Fingida cotidiana sin ser inoculado por alguna de las miles respuestas fervorosas que quieren cerrar lo que por definición no puede cerrarse, ni debe cerrarse, a riesgo de que el agua donde te hundes se convierta en un gran desierto?

jueves, 18 de julio de 2013

ansia de derrota ante ignotos sucederes

Ante el despropósito continuado que día tras día aparece en los medios de comunicación, habría que ir recordando que la democracia es una idea y, como tal, algo que igual se plasma como se volatiliza, y más en este trozo de tierra donde todavía gozan de prestigio los salvadores, que suelen aparecer cuando se suceden los gritos que anuncian el caos, aunque ese caos sólo sea la manera con la que se nombra a lo desconocido. No en vano, aquí se inventó el "más vale malo conocido", aquí, en esta pocilga aperfumada de asnos y cobardes. Y por eso nunca hubo oportunidad de victoria, y por eso nacimos y seguiremos naciendo sometidos a nuestra pobre consciencia que, como dijo aquel, eso es "la voz de todos enmudeciendo la propia".
Nos da miedo -me da miedo- la libertad y la democracia, y por eso la crisis, y por eso la estafa.