miércoles, 18 de noviembre de 2009

antropología poliédrica

No hay más técnica narrativa que exponerse, que indagarse, que salir. La novela no es un lugar de técnicos. Sí, si se quiere aparecer en las librerías. Hay miles de trucos, de efectos, de máscaras para conseguir engatusar al lector, que casi no haga esfuerzos. ¿Pero quién, a estas alturas, piensa en "el lector"? No yo, por supuesto. Bastante tengo con conseguir que mi voz se explique como para pensar en que sea digerida con facilidad por ese compañero desconocido. Faulkner no pensó en mí cuando escribía. Ni Handke. Es cierto que otros sí lo hicieron y me facilitaron el camino, y se lo agradezco. Y ahí están, ya se pueden regalar. Pero esos otros, esos siguen ahí, exigiendo un nuevo trayecto, porque si uno se indaga y sale, sale el Hombre o la Mujer, al completo, y cada nueva lectura te acerca más al misterio y lo hace más impenetrable.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

conjuro

Las hojas en blanco que están por escribirse, puede que sean ellas. La historia está casi contada. La acción se encamina al punto final; 30, 40, 50 hojas, no más. Ya casi está, ya casi está. Pero ese "casi" me está matando. No sé cuántos meses llevo en ese "casi". Releo y releo, pero no avanzo una puta línea desde no sé cuántos meses. Ya he estado así otras veces. Sé qué es, cómo es... cómo duele. Me repito que ya vendrá, que es el último obstáculo que debemos sortear los creadores y que debo ser paciente. Y lo soy. Espero, provoco, tiento, "ya vendrá, ya vendrá", pero pasan los meses y no llega. Y es que escribir también es desesperar, pacientemente.