miércoles, 22 de diciembre de 2010

la fábula del principio y del fin

Ahora que todos dicen que se aproxima el final, que no hay hombre con columna que se atreva a soslayar el niñobecerrismo de la catástrofe, ahora es el momento de recordar que somos nietos del hambre e hijos del silencio y, por lo mismo, deberíamos huir del miedo que nos venden y nos regalan y nos inunda con una unanimidad que a mí me parece sospechosa.
Por lo tanto, y por respeto a mi árbol genealógico, voy a mostrar un irónico respeto ante el gurú que busca púlpito anunciándome la llegada de las tinieblas, porque a poco que se tenga algo de memoria se sabe que desde Auschwitz en Europa y desde la muerte del tirano en este país lo que estamos haciendo, precisamente, es salir de las tinieblas. Y se resisten, y se obstinan, y ahora su estertor se presenta en forma de asonada, ahora en forma de crisis... ¿Crisis? Crisis es no soportar la mirada que te devuelve el espejo, la miseria y el asco y el desprecio que sientes cuando te descubres aterrorizado ante la incertidumbre del mañana. ¿Mañana? "Nunca hubo más principio que ahora, ni más juventud ni vejez que ahora...". 

martes, 14 de diciembre de 2010

borrachera sin cadenas

Huir del lugar común y del camino conocido es un ejercicio que aboca a una solitaria travesía hacia ningún sitio. Un disparate, porque ya no hay lugares ni caminos vírgenes: la caverna ha sido completamente explorada y explotada, y fuera de ella todo es incomunicable. Así que me encuentro lidiando por abrir brechas en el vacío, lo cual es similar a irse de borrachera con la derrota.
De ahí que el fracaso sea para mí un compañero de viaje, el amigo generador y receptor de la voluntad creativa que me libera y me permite escribir, solamente, porque quiero.

martes, 7 de diciembre de 2010

ansia de mono al volante

Dicen que lo que no sucede pero podía haber sucedido va haciendo su trabajo en una realidad inexistente que, un día u otro, se manifiesta. Y lo hace como venida de ningún sitio y nos obliga a preguntarnos cómo ha sido posible que un acontecimiento tal haya aparecido sin que nada hiciera prever su llegada. Lo digo porque parece que esta porción de la historia a la que pertenecemos esté pidiendo a gritos un cisne negro que ponga un rumbo, inequívoco, obligado, el único que nos permita sacudirnos del azote al que abocan todos los cisnes negros y, de paso, ofrezca una salida a esta época mísera de mísera avaricia, con grifos que se abrieron y de los cuales bebimos y bebimos sin descanso hasta reventar.
Ahora los culpamos a ellos -¿a quiénes?- porque todavía somos adolescentes, pero esta crisis es culpa mía, y tuya, y de él.

jueves, 25 de noviembre de 2010

encuentros inesperados y vomitivos

Mis encuentros conmigo mismo se iniciaron casi por azar, cuando el viento de lo real me pilló con la ventana abierta. Fue entonces cuando acaté el imperativo délfico: "conócete a ti mismo". Hasta ese momento sólo una falsa declaración de intenciones, decorado perfecto para un buen simulacro.
Caí en esa trampa y buceé por mis adentros. Bajo el prado verde con ovejitas y mariposas y pájaros de colores y bellos cantos di, primero, con algo de miseria y ya, a partir de entonces, con miserias y miserias que  habían pasado por farisaicas virtudes de un hombre de principios.
Mis encuentros conmigo mismo se acabaron casi por necesidad, cuando advertí que se me estaba girando mucho trabajo y que debía ponerme al tajo de inmediato. En realidad no quise ver más. Ya había visto bastante.

viernes, 19 de noviembre de 2010

ley sin orden

Escribir, como escribo yo, es tardar diez años en recorrer una distancia que se encontraba a la vuelta de la esquina. Mis relatos cortos han tomado tantos vericuetos involuntarios que han acabado siendo relatos muy largos o, lo que es lo mismo, novelas.
Así que soy, entre otras cosas, un escritor de relatos cortos descontrolado, novelista por incapacidad de mesura narrativa. Pero son tantas las cosas que se vienen al hilo de lo que uno va escribiendo que sólo una censura policial podría ponerle freno. Y siempre he pensado que la creación se lleva mal con la censura, mucho más si es policial, y he renunciado a ellas por principio... de escritor.

viernes, 12 de noviembre de 2010

breviario en tránsito de docilidad manifiesta

Vivir es hoy ansiar la servidumbre, ofrecer el cuello de manera educada para que alguien se digne colocar en él un bonito collar con la leyenda "contratado". Se han reducido las distancias pero, curiosamente, se han fosilizado las fronteras. Y, por último, Dios ha vuelto, y lo ha hecho acompañado de todos sus colegas, tantos que faltan edificios para construir nuevos templos en los que esconder la desgracia de ser mortales.
No llevamos bien la efimeridad, y esta cualidad ontológica que nos define es la que necesita cadenas para simular peso y certeza, o, lo que es lo mismo, permanencia. Por eso la libertad no es un estado, un lugar que se alcanza ya para siempre, sino un tránsito que consiste en el continuo deseo de liberarse.

lunes, 1 de noviembre de 2010

las perlas y sus cerdos

Enciendo el televisor, zapeo. Me la juego con un programa de mierda, porque ya me he cansado de la basura que viene sin nombrarse. Sí, es asqueroso, pero llega un momento en que hay que decidir con qué quiere uno envenenarse y, sobretodo, cuáles son las cosas con las que nunca más comulgará. En relación a esto, ¿por qué comulgar con todos los tahúres de la decencia y sus sermones sobre perlas y rastrojos? Son nuevos sacerdotes que se camuflan sin alzacuellos, venidos de la trascendencia a legislar el espectáculo. Y no, no comulgo con sus interesadas sentencias, ya no me fío del que anhela cultivarme.

lunes, 11 de octubre de 2010

el ansia y la necesidad (con una bomba de por medio)

Aunque no queramos oírlo, cada vez es más sonoro el "tic-tac" sobre el que nos sostenemos. (Algo así dijo alguien, no recuerdo quién, hace mucho, pero sigamos...) Unos quieren más aunque lo tienen todo y los otros también, porque tienen menos o porque no tienen nada. Y, en el medio, ¿en el medio? Puede que eso sea lo novedoso, que ya no hay "medio" en el que estar y es hora de posicionarse. Pero posicionarse, ¿dónde? Es fácil, ¿lo tienes todo, menos o nada? Todo, menos o nada... ¿de qué? ¿Dinero? ¿Salud? ¿Amor? ¿dolor? Desgraciadamente ya todo se distorsiona en lo económico, también la memoria del dolor y del odio se traviste en monedero y por eso no hay posición que ocupar si, como yo, te dan arcadas los fondos de inversión y las monedas que asean tu conciencia en la mano de un mendigo.
Y sí, el conflicto se avecina. Haz la prueba: guarda silencio... ¿lo oyes? ¿no oyes "tic-tac", "tic-tac"? Es el temporizador de la bomba que está bajo nosotros, y ya no podemos hacer nada. Bueno, sí, podemos seguir escribiendo.  

viernes, 1 de octubre de 2010

Oda a Walt Whitman

Vivimos tiempos de glorificaciones vía internet, de combates virtuales, de disposiciones adicionales. Hemos santificado el contrato y condenado la honradez de la palabra. Ahora todo lleva el marchamo de la legalidad, o es el mismo diablo. Se nos sigue custodiando; le rogamos al Leviatán que fuera nuestro hermano mayor y lo hizo, y aún más, nos acogió como si fuera un padre o, todavía más, un Dios que no exigía más culto que alimentarnos de su maná.
Las nuevas tecnologías, y las no tan nuevas, han sido al mismo tiempo lo que nos ha hecho grandes y pequeños. Ahora sabemos que nos engañan, y eso está bien, pero también que lo seguirán haciendo mientras quieran. 
Y, sin embargo, "Nunca hubo más principio que ahora,/ Ni más juventud ni vejez que ahora,/ Ni habrá más perfección que ahora,/ Ni más infierno ni cielo que ahora" 

sábado, 25 de septiembre de 2010

argucuento salmódico

La manifestación de la complejidad y la incertidumbre no le siente bien a la Democracia. Unos se esfuerzan en mantener las mismas proclamas de hace cincuenta años y los otros de hace diez o doce Concilios. Y de un sombrero de copa aparecen líderes que pintan a martillazos nuestra época con certezas infantiles que, sorprendentemente, siguen cuajando: nos hablan del "hombre del saco", de una gran variedad de ellos, y nosotros ansiamos que se multipliquen los uniformes.
Es así, la complejidad y la incertidumbre se llevan muy mal con el miedo, los gritos y las prisas.
O dejamos de gritar y logramos controlar el miedo, nuevamente, o el delirio conseguirá embriagarnos a todos y ya no quedará nadie que pueda escribir, al final, "Érase una vez...".

martes, 21 de septiembre de 2010

teoría de la ficción autónoma

De nuevo se atascó la historia que narro y que me narra. Otra vez mis personajes no son capaces de hacer nada. Es como si se vieran afectados por mi experiencia con el  hombre de fe que vino de oriente, lo que implicaría que los personajes son sólo una extensión del que los crea y responden a su voluntad. No, me niego a creer que ellos son yo -allá Flaubert con su duplicidad- porque, entonces, no habría lugar para el descubrimiento y las novelas que uno escribe serían meros ejercicios de re-conocimiento. No, hay un saber oculto en las historias de ficción que tiene que ver con el recorrido autónomo del Ser y, por eso, escribir es auto-conocimiento.  

jueves, 16 de septiembre de 2010

barbarieland

Dejar atrás los caminos donde todas las cosas se saben y adentrarse hacia lo desconocido por la oscura vereda que se abre bajo el cartel con la prohibición de no pasar, donde no hay que sortear más querubines que los que coloca de guardia tu vergonzosa cobardía.
Salir de este simulacro donde, por ejemplo, un pirado con pretensiones incendiarias activa la alerta de todos los que custodian el cetro de sus coronas. Avicena y su primo Averroes se niegan a dar crédito al ejército de los bienpensantes que se han alzado porque quieren hacernos creer que quemar un libro puede dañar a Dios y despertar a la bestia inexistente de un pueblo ilustrado, como si no fuera nuestra responsabilidad haber colocado ahí ese monstruo. Dejar atrás con un largo vómito, también, un país como este en el que vivo, donde sus políticos se han blindado para que nadie pueda silbarles mientras pasean sus trajes ofrendando a uno de sus héroes, el pasado día 11, Diada Nacional de Catalunya.
Cosas como estas hacen que el cartel de "No pasar" grite "Adelante", cosas como estas y otras que callo que hacen que eso que llamamos civilización sea sólo un nuevo eufemismo para nombrar la misma barbarie de siempre.

martes, 7 de septiembre de 2010

nuevo elogio de la duda

No se trata de zanjar la duda y la incertidumbre que la acompaña, de ponerle un punto final. No se trata de convertirnos en prestidigitadores como Descartes y sacarnos a un Dios de la chistera.
Somos animales que pensamos y, por lo mismo, la duda y la incertidumbre es nuestro estado natural.
Hay que vivir con ello, es decir, que esos atributos que nos conforman no nos impidan actuar: no una duda paralizante, sino una duda incitadora a la acción, que siempre estará expuesta al error.
¿Y? Pues nada, que si fuera de otra forma vivir sería un previsible tránsito de la nada a la nada rebosante de aburrimiento.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Virtud teologal

Bebí, de nuevo, esas aguas que vienen de oriente, sin causarlo: conocí a alguien que bebió, bebe y beberá siempre de esas fuentes. Esta vez, mi bicha pirrónica se encontró con un hombre de fe y salió escaldada en más de una ocasión, con lo sencillo que había resultado, antes, salir victoriosa frente a diversos textos sagrados. Estaría bien recuperar la fe, volver a disponer de un corazón custodiando el azar. Estaría bien poseer, nuevamente, la Verdad.
Pero, por ahora, sigo eligiendo Fuga como única instancia en la que instalarme, y en Fuga somos curiosos y mantenemos la capacidad de admirarnos y asombrarnos ante casi todo lo existente, y sí, respetamos al Buda que nos dice que todo es impermanente, porque en Fuga somos educados y él respetaría que le contestáramos "¿y si no?".

martes, 31 de agosto de 2010

monocultismo

Nosotros, los que escribimos, sabemos ver y oír la lluvia cuando cae, sin inmutarnos. No necesitamos que la gotas vengan coloreadas de lapislázuli, ni imaginar que son ángeles o demonios llorando la pérdida de la mortalidad que sublima el instante. Vemos y oímos la lluvia mientras tecleamos y tecleamos letras, palabras, frases, puede que una historia.
Otras veces, sin embargo, preferimos estar afuera, mojándonos, desnudos, aullando los sones de la danza de los libros que nacen olvidados, antigua danza a la que sólo rendimos culto nosotros, ditirambo embriagador que evidencia las virtudes del fracaso.

lunes, 26 de julio de 2010

elogio de la literatura sin rostro

Pensar o imaginar y, después, escribir. Esa parece ser la secuencia correcta, al menos la secuencia normal, según dicen los que viven de esto. Acostumbran a hacerlo con caras majestuosas, preocupados por ofrecer su mejor perfil, porque también, parece ser, si no sales bien en las fotos o si, directamente, no sales, estás muerto en este negocio.
Yo -no sé hacerlo de otra manera- escribo y porque escribo puedo pensar e imaginar, al menos más allá de la supercie de las cosas. Y como priorizo el escribir, y como nací muerto para convertir en negocio lo que escribo, no me veo obligado a mostrar una majestuosidad, de la que carezco, en mi cara, ni me preocupa cuál de mis perfiles muestra menos miseria.
Lo acepto, estoy muerto para dedicarme a esto, pero me dedico, con pasión y sin necesidad de mendigar, yo, que era un mendicante.

martes, 20 de julio de 2010

autoestatuto

Elegid el dios que queráis en el bazar de la buena nueva, es comprensible el temor a ser efímero y mortal. Comprad un amo, o los que queráis, siempre que podáis hacerlo, porque es difícil no ser un exclavo. Pero yo no me permitiría porfiar con trapos coloreados que abanderan termiteros, ya que el prójimo, a menudo, no es de fiar y, sobretodo, porque es súmamente sencillo limitar tu identidad a los metros que tengas de cueva. Clavo ahí mi bandera, junto a la olivera y las tomateras que nunca tendré, pero que bástame soñarlas, y junto al pozo de agua fresca, que calmará mi sed y la sed de todos los que, como yo, no vemos mejor sino otra cosa.

miércoles, 14 de julio de 2010

la voluntad como mundo y representación

Escribir sin tener la necesidad de hacerlo. Escribir, además, sin haber sentido jamás algo parecido a una vocación, a una llamada misteriosa que parece ser se siente en algún lugar interno. Escribir, por último, sin poseer el talento adecuado al medio donde se baten los libros. Pero escribir, al fin y al cabo, porque sí.
Y porque soy un rebelde enfrentado a su naturaleza, que está aprendiendo a descubrir que esto de la literatura es, antes que nada, una llave de libertad.

lunes, 5 de julio de 2010

Fastos

Ya no se quiere alcanzar la cima de la caverna. Hoy nos regodeamos con las sombras que nos muestran a su antojo esos que son como tú y como yo, aunque, eso sí, con otro árbol genealógico u otra pericia, ambas opciones válidas para ocupar un lugar dominante.
Vivimos entre sombras proyectadas al fresco, llenándosenos la boca con palabras que ya no significan nada pero que seguimos pronunciando, como si con ese acto saciaramos todo aquello que un día fueron capaces de evocar, dando lametones aquí y allá , "libertad", "literatura", "creación"... Nunca fue tan fácil engatusar ni tan barato blasfemar.
Sí, nos engañan, nos engañamos, somos así de estúpidos. Sólo hay una opción, se llama Fuga...

martes, 22 de junio de 2010

elogio de la edad adulta

Alejarme de esta sociedad Power Point, poner tierra de por medio aunque no me aleje ni un centímetro. ¿Cómo puedo seguir enrolado en este barco de mierda? Parece que vivir se ha convertido en un mero ejercicio de ir superando días y desvelos nocturnos, aterrado por eso incierto que se avecina, como si lo que hemos tenido hasta ahora fuera tan extrordinario y maravilloso que el mero apunte de su final nos paralizara. Parecemos dormir en la carreta con la que nos llevan a un patíbulo que ellos mismos se han inventado, parecemos dormir y yo quiero estar despierto.
Ya no creo en victorias colectivas, por eso me urge alejarme, renunciar a esas presentaciones edulcoradas que se empeñan en infantilizarme, porque ya no soy un niño, ni tampoco un joven. Porque ya me he ganado el derecho a que me traten como a un hombre, porque ya me he ganado el derecho a que no me traten como a un imbécil. Por eso hay que alejarse, porque aquí nos quieren niños e imbéciles.

martes, 15 de junio de 2010

ética

Ser eterno y ser mortal, el punto de partida de la contradicción en la que nos convertimos cuando nos echan a rodar bajo el cielo que nos cubre. No nos place, sin embargo, ser eternos y ansiamos la inmortalidad, despreciando la efimeridad que nos define y que nos forma. No nos basta con nuestro momento de lucidez y a menudo lo cubrimos con anhelos variopintos que deslucen y ofuscan la libertad de estar vivo.
Yo, desde ahora, me concedo el derecho a oír el canto de las sirenas ligado al mástil de mis propias carencias y el deber de no acudir nunca a compartir su danza. Las oigo, sí, porque es bello su canto; las desprecio, sí, por... por imperativo categórico.

martes, 1 de junio de 2010

hijo de Eva

Como el amor, como las ganas de vivir, la creatividad también pasa por fases de letargo, momentos en los que parece muerta pero en los que sólo duerme. Hay que aguardar, paciente, y seguir intentándolo. Sólo una voluntad mínimamente continuada tiene el poder de despertarla, y así volver a crear (o amar, o despreciar a la muerte).
La voluntad como hija de la libertad y madre del entusiasmo. No la fuerza ignota y omnipresente shopenhaueriana, sino la herencia otorgada por Eva tras su unánime desobediencia.

viernes, 28 de mayo de 2010

zahorí (¿2?)

Sucumbir al camino errante que va de la cosa al concepto, del hecho a la narración del hecho y hacerlo decididamente y con gusto. Eso es escribir, y hay que saber, si uno se va a dedicar a esto, que lo real siempre quedará oculto bajo las palabras con las que pretendemos aprehenderlo. Es una labor que nace fracasada, pero insistimos y perserveramos, porque a veces pasa que el azar permite que algún escritor diga algo de lo indecible, explique algo de lo inefable, y es posible que no sea hasta décadas después que advierta que allí, en aquella frase, o en aquel párrafo, lo consiguió.

viernes, 21 de mayo de 2010

teorema del antibalbuceo

Si busco mi eje rector - el de alguien que al escribir se piensa- veo que se construye entorno a la destrucción de evidencias, el antidogmatismo. No hay mayor placer que acabar el día con la certeza de haber desarmado el mejor de tus argumentos. Pero esto es un juego tramposo, porque al día siguiente, siguiendo la misma lógica, ese argumento volverá a su lugar porque desargumentarás la desargumentación.
Por lo tanto, la destrucción de evidencias, el antidogmatismo, es en sí mismo un eje rector que te asegura no moverte nunca del mismo sitio.
Hay que indagar por ahí y buscar algo nuevo que faculte superar la trampa, quizá fundamentarlo lejos del concepto de "evidencia", ni para destruirla ni para acentuarla.
Por lo tanto, si busco mi eje rector -el de alguien que al escribir se piensa- no encuentro nada, lo cual, por cierto, me permite/me obliga/me facilita seguir escribiendo.

viernes, 14 de mayo de 2010

la farsa perenne

Todavía se me llena la boca con la impostura que quiero ocultar. Unto mi voz en un jabón mieloso para seguir simulando, como si todavía no supiera que es justo lo contrario. Pero acaso uno no pueda desprenderse de ese ligero aura de inmortalidad que otorgan los fastos y los oropeles, acaso no pueda invisibilizarse en el ágora, desprenderse de todo aquello que sabe puede interesar... En el fondo lo que queremos, acaso, es el anonimato conocido, que se diga de nosotros, cuando salimos, ahí va Jordi Lobo, un novelista que quiere ser anónimo.

viernes, 30 de abril de 2010

principio de indentidad

De pronto me descubro con la historia que aparqué (que se aparcó). Puede que ya esté escrita, aunque le falten todavía un centenar de páginas. La "voluntad de creación", esta vez, ha finalizado antes de hora y por eso los personajes se me pusieron en huelga. Ahora es el momento del oficio, del trabajo, de la consistencia, que eso que está escrito se sostenga.
Ahí me he descubierto hace unos días, preguntándome: ¿Cuál es la historia? ¿Cómo está narrándose? ¿Cómo debo contarla? Las "tres preguntas esenciales", las he llamado, y ahora encabezan el archivo que guarda "El Club de los Sicarios" (¿se llamará así?). Es justo el momento.
Sí, formo parte de la muta de escritores que no se preocupan de eso previamente. Y esto no es un juicio de valor: escribir cuesta, te preocupes de eso antes o después, y todos amamos las palabras cuando se ponen a retozar. Por ello, salud para todos esos que ahora, antes y después, se agarran un papel en blanco y un lapiz y se ponen a escribir. Nuestro, y de todos, es el reino de los cielos.

jueves, 22 de abril de 2010

novelista

Definirme como novelista no es limitar las potencialidades con las que, se supone, se acompaña mi condición humana. Soy novelista, sí, y otras cosas, pero en lo que se refiere a mi relación con la literatura, soy novelista. Escribo poesía, a veces, y este blog, también a veces, pero lo que escribo siempre, aunque no esté escribiendo, son novelas. Además, novelas de ficción. Por lo tanto, soy un novelista que escribe novelas de ficción. ¿Y? Pues nada, sólo que a veces uno debe recordarse qué es (qué quiere ser) para impedir que sus pies se despeguen del suelo.

miércoles, 14 de abril de 2010

la conjura

Es posible que la tecnología juegue a favor de que nos vayamos encontrando. Yo he encontrado, por ahí, a algunos habitantes de "Fuga" que desconocen todavía cuál es el nombre de su patria. Es la conjura anónima de los que escribimos porque sí, una variante a la sobada conjura pagana de aquellos que necesitan aliarse porque dejaron de creer y no son capaces de soportar la soledad de la vida y de la muerte que ya se acerca, lentamente. También a nosotros nos acecha el miedo, pero ponemos rostro malcarado mientras nos agarramos los machos y comenzamos a reírnos: es la carcajada del que sabe que no sabe ni sabrá nunca y por eso, sí, escribe.

lunes, 5 de abril de 2010

el farsante

Acaso el desprecio absoluto hacia la cultura del simulacro que nos envuelve y nos conforma se deba, principalmente, a que uno se sabe condición necesaria. Mi boca de cerdo desprecia absolutamente las perlas falsas que compra gustosamente. Es un desprecio a posteriori, que se fragua en la digestión.
Yo busco la sabiduría del paladar, del desprecio a priori. En definitiva, dejar de comulgar con la farsa... yo, el farsante.

sábado, 20 de marzo de 2010

Fingida

Es otro el texto que ahora surge, son otras las palabras y lo que van configurando. Tendré que esperar más tiempo del esperado para saber qué estaba escribiendo. Como mínimo el que me ate la nueva historia que quiere ahora narrarse. También sé de qué va esto. Una historia se pausa sin motivo y nace otra, y hasta cuatro son las novelas que estoy ahora escribiendo. Llevaba más de dos años con "El Club de los Sicarios", pero ahora ha vuelto a aparecer Fingida, el pueblo que se creó por mis palabras hace ahora veinte años y en el que han transcurrido dos de mis novelas.
¿Cómo nació? ¿Por qué? Y, sobre todo, ¿por qué vuelve?
Porque sí.

viernes, 5 de marzo de 2010

autorretrato

Soy un escritor de novelas que nacen olvidadas. También de notas o apuntes en cuadernos de tapa blanda Miquelrius (que nunca usó Hemingway). Y también, cómo no, de este blog. Soy otras cosas, es cierto, acróbata, por ejemplo, o fáquir. Y vendedor de crecepelo barato e ineficaz, eso también. Pero, sobretodo, soy alguien que se esfuerza por liberar su pensamiento de toda ligadura dogmática, y la herramienta que utilizo para conseguir esta quimera es la escritura, de novelas, de apuntes, de este blog.

martes, 2 de marzo de 2010

don Quijote de la Panza

Respondimos "sí" a la question de Shakespeare. Nos dijimos "ser" cuando nos salpicó el problema camusiano -¿cómo decir "no" a la oportunidad que uno tiene de verse?- El bufido, el soplo nos define, y es cierto que la vida se va, y es cierto que todavía no se ha ido.
¿Y? Pues nada, que llegados aquí, el combate se libra para no caer en la demencia. O, quizá, para no salir jamás de la locura.

jueves, 25 de febrero de 2010

la melena de Dios

Para nosotros, los que escribimos, no es suficiente con asomarse al abismo. Muchos lo han hecho. Es necesario bajar y bajar y ser capaces de reírnos cuando toquemos fondo. Y que esa sea una risa que nos confirme que no había nada, o, por el contrario, que estaba todo y que ese todo era merecedor de nuestra risa.
Esta es una manera de decir que nosotros, los que escribimos, debemos abandonar los territorios ya explorados de lo obvio y cavar y cavar, como zahorís, a ver si nos topamos con nuevos manantiales que aporten algún pelo del misterio. Incluso si sabemos, o sobretodo si sabemos que el misterio es la gran mascarada con la que nos otorgamos una tarea para ponernos en movimiento.

lunes, 22 de febrero de 2010

principio de indivisibilidad

¿Cuánto hay de escritor en mí, que escribo? Busco un tanto por ciento. Sí, es absurdo participar de la maníaca cuantificación de lo real, pero aseguraban por ahí que la cifra rondará el 0,02%. Lo juro. Bien, ¿cuánto de mí corresponde al escritor? ¿Un 0,01? ¿Un 0,03? No me dirán que no es una memez. O tal vez no, tal vez sea cierto y seamos un conjunto de partes divisibles y cuantificables.
En todo caso yo, aunque sea falso, afirmo lo contrario y digo que mi yo escritor ocupa el 100% de mí, como mi yo amante o todas las otras manifestaciones y ocultaciones de eso que soy.
Amen.

domingo, 14 de febrero de 2010

imperativo categórico

Quiero contar lo que siempre se cuenta, pero como nadie antes que yo lo ha hecho. Eso hace un escritor. Cuando agarro mis bártulos (una libreta, un pilot 0.5 negro (intento espabilar a mis personajes, a ver si despiertan fuera del portátil), tabaco pueblo, filters OCB, papel corto OBC azul, algo de música) la nada de la página en blanco se pone a temblar.
Nosotros, los que escribimos, nos hemos conjurado para llenar cada uno de los huecos con los que el misterio se muestra. Mi deber como escritor (a eso me obligo) es construir la pieza que me corresponde.

domingo, 24 de enero de 2010

Oda a los libros

Los libros como ruta a la ascesis o a la locura. O como excelentes pasarelas con las que afrontar ese tedio que se avecina. O para hincar el diente del placer estético. O incluso para calzar esa mesa que cojea, o alzar el televisor a una altura razonable. Estos usos le he dado a los libros y otros que no confieso. O sí. Una vez, por ejemplo, los aforismos de Patanjali en tapa dura me sirvieron para romperle los dientes a un tipo que quiso robarme. Bueno, en realidad sólo le causaron desconcierto, el suficiente, sin embargo, para poder huir.
Los libros como el tiempo que cada uno cobija entre sus páginas, y el esfuerzo, desconocido para la mayoría, que costó poner una sola de sus comas. Por eso esta declaración de amor a un objeto inanimado. Por eso esta declaración de amor a un objeto con miles de almas.

miércoles, 6 de enero de 2010

ontología

Es el desconcierto ante el suceder de las cosas que (me) suceden y querer vencerlo lo que, efectivamente, me convierte en escritor. Plasmar lo real que se (me) ha presentado como acontecimiento. Y también todos los silencios con los que se acompaña y los que oculta, cuya expresión es suceder fuera del suceso que sucede, igualmente influyente. En definitiva, aprender algo sobre qué soy y, sobretodo, qué puedo llegar a ser. Sí, escribo para leerme, cuando pase el tiempo, y entonces, puede que entonces, dar con algo sorprendente...
Todo lo que excede la precedente declaración de principio en mi relación con la literatura pertenece a otra de las múltiples caras conque sucede la complejidad, una a la que no vale la pena dedicar esfuerzo, si algo queda al final del proceso. Si llega, bien. Si no llega, bien.