miércoles, 23 de diciembre de 2015

autoflagelación de los andares trillados

El problema de las ideas, o mejor, de nuestra relación con las ideas es que nos encontramos ante ellas condicionados por lo que tantos, antes que nosotros, dijeron sobre ellas.
Las ideas de "derecha" o "izquierda", por ejemplo, ahora que ha habido elecciones, o la de "bipartidismo" o, en general, la idea de "política", o la de "amor", "mentira", "sociedad", etc...
¿Qué sé yo de estas cosas, más allá de lo que me han dicho sobre ellas?
¿Acaso cogí de aquí y de allá y dediqué un tiempo a fundamentar un decir propio, o todas y cada una de mis argumentaciones son plagios más o menos disimulados de decires ajenos?
La respuesta es clara: los fundamentos de mi decir son un fraude, arcilla importada a toda prisa y yo, por tanto, una variante sofisticada de un multiforme eco, un repetidor refinado.

viernes, 27 de noviembre de 2015

épica de la derrota cotidiana

Las batallas se suceden y las derrotas se acumulan, más acá de la gran derrota en la atmósfera de la batalla total (quiero decir, de la muerte). Y se impone el grito que se ha gritado desde siempre como ética del combate: resistir, seguir, levantarse, continuar y, a ser posible, como lo haría el  hombre que soñaba Camus, un rebelde, cuando la lógica y la evidencia y la prueba constatan la absurdidad de semejante rebeldía, y esa constatación no provoca lágrimas, ni quejas, ni lamentos, ni búsquedas eternas de consuelo, sino sonrisa, la que se dibuja cuando eres capaz de verte, ahí sentado, creando una música celestial, involuntaria y azarosa, con el sonido que hacen tus dedos al golpear las teclas del portátil, y dándote cuenta de que respiras, de que sigues aquí, de que todavía estás vivo y que de lo que se trata es de seguir dando batalla.

sábado, 14 de noviembre de 2015

una disonancia entre bastidores

¿Y por qué olvido tan a menudo que ahí afuera reinan las poses de plastelina y que la partida se juega entre impostores y tahúres y cobardes y que ser bueno es ceder tu espalda para que uno tras otro claven allí sus uñas, sutilmente, una y otra vez, con el ansia oculta de eliminarte? Quizá sea el miedo o quizá hay, efectivamente, una competición y no me he enterado, o quizá es que soy yo el impostor y el tahúr y el cobarde y el que clava sus uñas, con disimulo, una y otra vez en espalda de hombre bueno.
No sé.
Lo que está claro es que siento la disonancia, y que gracias a eso recuerdo que esto que hay aquí, en mi cueva, es real, y que, como siempre, de lo que se trata es de salir al meollo y no perder la calma, a ver si eso que ya despunta no acaba convirtiéndose en unas enormes orejas de asno.

sábado, 7 de noviembre de 2015

se vende cuota de heterogeneidad

Cada vez estoy más lejos del punto de encuentro. Me sabe salada el agua del abrevadero. Pero no hay otra que beber. Estoy igual de lejos de cualquier punto de llegada, aunque sí hay imágenes que se crean y se desvanecen sin respeto por la ilusión que cuesta crearlas.
Me gustaría poder decir que estoy mejor posicionado que el resto para robarle "un pelo al misterio", pero mi desplazamiento es horizontal. Estáis al lado, pero lejos. "No es que vea mejor, es que veo otra cosa", me dijo Morey. Pues eso. Otra cosa, igual de absurda que la vuestra.

martes, 20 de octubre de 2015

anhelo de momentos encontrados

Basta con una pequeña estupidez para darte cuenta de cuán estúpido es el mundo, y basta con poner la vista en cualquier insignificante detalle para darte cuenta de su insultante belleza. Insoportable y apasionante, a veces lo uno, a veces lo otro. También hay momentos (la mayoría, por cierto) en los que el mundo simplemente está y en los que tú estás con él, simplemente, como si fueras una vaca paciendo, en ataraxia... Ya mandé a tomar por culo la ataraxia alguna vez, y por eso esa mayoría de momentos en los que la vida no tira de mí ni yo de ella, en los que no capto ni estupidez ni belleza, me resultan momentos, nunca mejor dicho, perdidos.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

un cigarrillo con Sísifo

Estás absuelto si eres capaz de percibir que eso que buscas con ahínco no es más que una nueva forma de zanahoria que pone ahí el anhelante ser que albergas dentro. Y que cuando la muerdas, otra vendrá a ocupar su lugar. Y luego otra. Y al final, cuando te mueras y constates que te has pasado la vida persiguiendo una puta zanahoria multiforme y variopinta, podrás poner una sonrisa en tu boca y recordar todas las que mordiste, el gusto a tierra de aquella, el de hierba de esta, la que no sabía a nada y aquella que sabía a todo.

lunes, 14 de septiembre de 2015

la honestidad como disolvente y precipicio

A la deriva es como te encuentras siempre que vuelves de indagar por tus adentros, si entras, claro está, honestamente. Uno espera salir con una nueva clave, esta vez sí definitiva, para solucionar el acertijo en el que se ha convertido, pero no: adentro sólo se esconden claves efímeras, que parece que sí, que esta vez sí, que vas a ver algo aunque sea muy poco algo, pero no, esta vez tampoco.
Puede que todo comenzara la primera vez que entré, la perdida de aquellas bellas palabras que se deshicieron en cuanto las miré cara a cara. ¿Pero cómo no iba a hacerlo? ¿Quién puede fingir en ese encuentro? ("la mayoría, querido, la mayoría" parece que alguien me dice, aunque no sé desde dónde).    

martes, 25 de agosto de 2015

el mercado y la refutación del mercado (de uso individual)

Ahora, cuando la literatura se regodea en el escaparate y le planta cara a las telenovelas, es urgente escribir. Siempre ha sido urgente escribir, pero con el misterio en nuevas formas de becerro y la proliferación de escuelas para sabios y profetas, y con la literatura cautiva en las escalas numéricas de los porcentajes, ahora es más urgente que nunca escribir. Y hay que hacerlo aunque sepas que todo eso que escribes nace ya olvidado, y hay que hacerlo porque necesitas pruebas de tu no claudicación ante el altar caótico de tus dudas.

domingo, 19 de julio de 2015

un pelo para refutar el oro del becerro

Cada vez cuesta más encontrar algo que refute el certificado de defunción de la novela. Como herramienta que nos traslada por el ocioso tiempo descarnado, ahí no hay problema, sigue viva, pero como punta de lanza que se aventura más allá del misterio inexistente, como material que se conjura para construir el otro lado, ahí es donde cuesta encontrar algo. Y es que la mayoría escribe hoy como respuesta, y pocos (yo no los encuentro) para concebir nuevas preguntas.
Me gusta entretenerme con la novela (¡Vaya si me gusta!), pero reivindico desde aquí la vuelta de los escritores para los que escribir era aventurarse en la creación de un pelo del misterio, aunque en un tiempo de becerros de oro a tres por dos ya nadie los necesita. Yo tampoco, y por eso reivindico su vuelta.

jueves, 2 de julio de 2015

canto, con varita, de la insignificancia

Es la incomprensión y el anhelo, y el camino ausente del que uno se aleja y al que vuelve, una y otra vez. Es lo incierto y lo complejo, y lo palpable que todo parece cuando está llegando y lo extraño, cuando queda atrás. Es la verdad y es lo contrario de la verdad, y hablar de ello (que es lo que hacemos continuamente nosotros, los que escribimos) es, en realidad, aceptar nuestro destino en la superficie, desnudos, con un pico y una pala, y una varita de zahorí que de nada nos sirve, aunque a veces la utilizamos y sentimos que nos dice algo, pero es un algo incomprensible y, en todo caso, fingido.
En fin, que escribir es inútil, como casi todo lo que vale la pena bajo "el cielo que nos cubre".

martes, 2 de junio de 2015

el bicho tras el relato

Excavar en el relato para encontrar cuánto de real contiene, o de cuánta mitificación viene acompañado. Dar con la verdad en el relato que se nos dice desde múltiples y variados púlpitos, más o menos alzados, desde múltiples y variadas formas, más o menos sutiles. Intentarlo, sobre todo, con los relatos en los que nos identificamos, si es que hablamos de verdad y de su búsqueda, con los relatos que coreamos y que abanderamos. Estos son los más peligrosos: la imaginación tiene tendencia a la automitificación, y no seré yo el primer héroe que entre a conocerse y se haya encontrado con un miserable. O con un escarabajo, tanto da.

lunes, 20 de abril de 2015

el aislamiento como constatación

En la superficie de las palabras es donde se produce la comunicación, o, lo que es lo mismo, la comunicación no es posible y en realidad vivimos aislados, aunque participamos gozosamente de este simulacro, acaso porque aceptar la farsa conlleve la ermita o, como mínimo, el silencio.
No sé si antes, cuando había sabios y seguidores de sabios y asesinos de sabios, los monólogos respetuosos con los monólogos ajenos no se definían como "diálogos", pero ahora dialogar es soportar brasas ajenas y acometer con las propias, pero ¿cómo mantener el silencio y renunciar al diálogo sin ser condenado a arder públicamente, o a arder, aunque a consecuencia de la autocombustión de la propia brasa que explota su ansia de pobreza?
Aunque tanto da, las palabras se han cerrado, y no se entiende lo que uno dice ni, por supuesto, se dice lo que uno entiende.

martes, 24 de marzo de 2015

constatación lograda, con punto y aparte

Es siempre un asunto propio, esto de volver, algo que depende más de uno que cualquier otra cosa. Nadie te obliga. Mucho menos una necesidad interna e inevitable. No hay un premio a la vuelta de la esquina. Tampoco un castigo. No hay un público, indicador que quizá, quién sabe, tampoco hay  necesidad surgida de un anhelo vanidoso, aunque tratándose de esa bajeza uno nunca puede estar seguro.
No hay placer, aunque puede que sea placer eso que sentimos cuando lo hacemos, aunque no se parezca a todos los otros placeres que sentimos.
En definitiva, no hay nada más allá de mí mismo y el cielo que me cubre, cuando se trata de escribir. O sí, hay una cosa más: la cadena que antes me ligaba y que ahora está rota, bajo mis pies.  

martes, 24 de febrero de 2015

la voluntad como simulacro

El desapasionado empuje del abismo, ver allí al fondo el horizonte y no abrir más allá de su línea inexistente, y saber que es la pereza la que te retiene aquí, la que te aleja de la manera en que un escritor, y sólo él, puede aventurarse a explorar lo inexplorado antes de que se le acabe el mundo ("quiero decir, de que se muera"). Acaso también el profeta.
¿Y? Pues nada, sólo que alguien que escribe porque quiere, a veces, no escribe por pereza, aunque también, y esto queda mejor, porque no quiere.

martes, 3 de febrero de 2015

antónimo de la reducción disyuntiva

No creo en las dicotomías. Sin embargo dos, y sólo dos, son las opciones que nos ofrece la vida: o cautivo o fugitivo. O se vive bajo el miedo, o se vive en fuga. Las amenazas se han multiplicado, nos dicen, y quien nos lo dice, nos decimos, forma parte de ellas. Crisis, falsedades, delincuencias, ignorancias, terrorismos, enfermedades, inspectores, hipocresías, deslealtades, traiciones... Son tan reales, y son tan reales los eslabones que forman, y la jaula que forman a tu alrededor que sólo puedes ponerte en fuga o ver la fuga alejarse para siempre.
Y un día, cuando mueras, sólo la risa que mostrará tu rostro, o su ausencia, indicará a los que quieran ver que allí yace un esclavo o que allí yace todo lo contrario.

martes, 20 de enero de 2015

Gregor Samsa, en realidad, era un cantante de rock

Autómata del hastío, es a día de hoy como siento el espectáculo de mi vida, que veo como si estuviera al margen, como si no fuera conmigo. El soporífero acontecer de un día que se repite casi obliga a abstraerse y no vivirlo, mientras la vida se va yendo, de su mano. Pero la alternativa es el frío y la incertidumbre y un pan que se aleja  y el miedo. También la aventura, la pasión, la lucha... la vida.
Llegado aquí pienso en Kafka, y más que en él en las novelas de Kafka, en los personajes de Kafka, en los diarios de Kafka. Y sonrío. Por primera vez en este 2015, sonrío. Y pienso que el soporífero acontecer de un día que se repite es, en realidad, un soporífero acontecer de un día que se repite y que, por eso mismo, requiere de toda tu destreza para inventar ahí una divina comedia, y vivirla, con pasión.