domingo, 23 de diciembre de 2007

gestas

Escribo para contar una historia, por primera vez. Y lo hago, además, como si fuera uno de los primeros hombres religados junto al fuego, para las estrellas, en la oscuridad de la noche.
Ser nadie permite elegir las gestas.

jueves, 13 de diciembre de 2007

plagiar

Siempre me ha gustado el folio en blanco, el reto. Da igual que ahora sea una página Word, porque ese espacio y ese tiempo que se muestra pero que se resiste sigue siendo la nada, el misterio. Tenemos, pues, que escribir es un reto y un misterio, y también, cómo no, una sorpresa.
Crear es sorprenderse. Todo lo demás es copiar al vistazo: plagiar.

martes, 20 de noviembre de 2007

ariete

Disentir, ese es un buen ejercicio. Pensar a la contra, ese es otro. Ahora bien, ¿disentir contra quién y pensar a la contra de qué? Ese es todavía un ejercicio mejor. Se parece mucho a querer traspasar una pared a cabezazos. Sólo es una estupidez si tras la pared hay poca cosa.

lunes, 12 de noviembre de 2007

fuentes del Mediterráneo

El desapego es un concepto cobarde que arrastra tras él a una jauría de miedicas que se quedaron prendados de Oriente y de que alguien pasara siete años bajo un árbol. ¡Oh, qué sabiduría!
El escritor, por el contrario, se esfuerza en despreciar toda sabiduría que provenga de las afueras de la caverna, en la que nació, creció y espera morir algún día, dígnamente.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

vanidad

¿Por qué mostrar estas palabras? ¿por qué verterlas en esta enorme caja que es Internet? Sí, ahí está la pregunta, aunque adopte nuevos trajes. Escribo porque quiero, sí, pero ¿por qué muestro lo que escribo? ¿por necesidad, tal vez? Y una mierda, mis necesidades no sobrepasan las de un mono, todavía no estoy tan enfermo como para necesitar eso.
Oh, Dios, otra vez sólo tengo una respuesta, y es jodidamente doloroso saber que aún tardaré en conocer otra, pero hay que seguir y yo, por supuesto, sigo.

sábado, 3 de noviembre de 2007

leyes puras

Profundizar, encontrar los azares que se asemejan a leyes puras -que son leyes puras- que mueven el mundo y a todo el mundo, o inventar el capote mágico que toree eso que viene y que se va y que atrape el conocimiento que porta.
De ahí vengo y en esas ando.

martes, 9 de octubre de 2007

Sísifo

Emanciparse de ese estúpido anhelo por las victorias colectivas y contentarse con vencer individualmente. Y sí, saber que sólo hubo, y hay y habrá derrota y que en ese conocimiento está la victoria. Eso he aprendido... Poca cosa, ciertamente; sin embargo, la suficiente para desengancharse de las grandes ideas, de las grandes verdades, de las grandes victorias, definitivamente.

martes, 25 de septiembre de 2007

tautología

La batalla que anuncia un cambio de lenguaje se libra adentro. Las palabras que nunca dijimos comienzan a decir qué vamos a ser en breve. Y uno ya casi no quiere volver para dentro, a descubrirse, porque uno ya sabe que cuando comience a saberlo será el final y un nuevo principio. Aunque, eso sí, ya nunca dejará de acompañar a quién coño salga el placer de saberse efímero y eterno.

viernes, 7 de septiembre de 2007

redundancia

Uno vuelve porque quiere volver, aunque dicho así parece que lo haga porque se lo manda su naturaleza. Uno vuelve porque quiere querer volver...

lunes, 16 de julio de 2007

el desertor

Sí, yo también bebí de aquella fuente. Y tuve miedo. Por eso escupí toda el agua que había tragado.
También los griegos, como antes Buda, sintieron miedo, y decidieron desapegarse. La ataraxia.
Otra gran mentira.
Que el mundo traiga un día negro, y que el escritor, desde arriba, vea el rechinar como algo no suyo.
Es entonces cuando se atisba la gran mentira, y cuando se despide uno de esa parte grecooriental que prefiere irse, a levitar...

martes, 3 de julio de 2007

tras aquella loma

Descubrirte en tus limitaciones es lo único que permite saber cuál es el sitio que te toca. Algunos se descubren en uno más elevado y sofistican la mascarada. Otros, al contrario, en uno más bajo y conllevan la injustica.
Este escritor así lo hizo, se descubrió en sus limitaciones, y supo el sitio que le tocaba; es aquel, el que se esconde tras aquella loma, lejos, muy lejos...

lunes, 18 de junio de 2007

así se habla el lobo

Sólo encontrar en tus adentros la mezquindad, por ejemplo, hace posible su conocimiento y, por consiguiente, el reconocimiento en el otro. También es la única manera de combatirla. Pero, ¿por qué combatirla? Si Dios murió, como dicen, ¿qué instancia obliga a eliminarla y, sobretodo, por qué? ¿la sociedad? Buaggg, menuda golfa...
Nada, ni nadie más allá de mí mismo lo decide, porque la mezquindad, bien lo sé, es asquerosa.

lunes, 4 de junio de 2007

la página 50

El escritor hace tiempo que no escribe. Se paró en una estación de paso y allí sigue. La travesía iba plácida y rápida; estaba por bordear los últimos muros, los que le impedían ver ya el puerto, a lo lejos y ocurrió lo inesperado. Bueno, no tan inesperado: el bajón siempre acecha. Allí sigue parado, y aunque escribe porque quiere, ahora quiere seguir escribiendo y no puede. La página 50... cometió el error de no llenarla cuanto antes y pasar a la 51, la 52... La página 50, el primer gran segmento, lo atrapó.
Ahora, paciente, espera, aunque bien sabe que la espera puede durar semanas, meses, incluso años. Pero espera, y por eso, tarde o temprano, saldrá de esa maldita página, como el que no quiere la cosa...

jueves, 17 de mayo de 2007

elogio del fracasado

El elogio del fracasado parte, por supuesto, del fracaso. Uno se engancha a esa condición, aunque no esté de moda; parece que los fracasados estamos en franco declive; hoy se lleva el triunfo, y eso provoca que escondamos nuestra puta miseria en trajes y corbatas y palabras de uso poco común y, por supuesto, en miles de razones ajenas a nuestra voluntad y a nuestro arte, tales como intereses oscuros de enemigos que no vemos pero que están ahí para impedirnos, a nosotros, ¡a nosotros!, el triunfo.
Bien, este escritor pide para sí todo el mérito de su fracaso, para sí y para el arte con el que se enfrenta al nihilismo. Desestructurado y carente de estilo. Pesado, eso también, además de poco imaginativo. Sí, es cierto, y también que no es tan duro saber que jamás te leerán un centenar de personas. ¿Y? Pues nada.

martes, 8 de mayo de 2007

genealogía

Leer mi última entrada y oír el eco de un mal Nietzsche. O Sábato. O Kundera. O Camus. O Proust. O Faulkner. O Sthendal. O Balzac. O Baroja. O Handke. O esos cientos de escritores que me han transformado.
Iba a concluir que soy lo que he leído, pero de pronto han venido a mi cabeza cientos de puñaladas allende las lecturas, y cientos de besos, y sí, también soy eso, básicamente eso. Ergo, no soy lo que he leído.
Ergo... soy lo que leeré.

domingo, 6 de mayo de 2007

refutación de la línea segmentada

El desprecio hacia todo eso que le importa al resto es el gran incoveniente para que la mascarada siga en pie. ¿Cómo no vomitar viéndolos adorar el oro del becerro, o el becerro de oro?
El escritor ya no adora. Aunque, es cierto, la lisonja, el peor de los ataques, le haga creerse un tanto arriba de la línea segmentada. ¿Y no es asqueroso creer ver mejor que el resto? ¿No provoca eso vomito? Sí, por eso el escritor se repite siempre que no ve mejor, que lo que pasa es que ve otra cosa, incomunicable. Y, efectivamente, vomita...

jueves, 26 de abril de 2007

naufrago

Pienso en un naufrago, en el mensaje que manda con la botella. ¿Qué habrá escrito? ¿será una descripción de su paradero o se limita a describir sus amaneceres?
Este matiz divide en dos a los escritores. Unos piden auxilio, a su mendacidad; otros sólo escriben, porque quieren.

jueves, 19 de abril de 2007

otra cosa

El escritor ve pasar la vida y atisba a la parca que ya viene, tan callando. Y sonríe. Es tan absurdo escribir, es tan ancha la caverna... Y, sin embargo, escribe. Y quizás este acto le ha permitido experimentar otra forma de mirar, y no es que vea mejor que el resto, sino que ve otra cosa.

martes, 17 de abril de 2007

causa sui

Pensaba yo el otro día cómo se las haría dios para sortear la pregunta por su origen. Y le daba vueltas al concepto de primer motor, de motor inmóvil, de causa sui. Es cierto, lo dice alguien, que tal concepto es necesario para fundar todo lo que viene luego. La ley causal, ciertamente, nos da una explicación de todo menos de esa primera causa incausada.
Y entonces pensé que yo en su lugar también me hubiera puesto a escribir, a escribirme.

jueves, 12 de abril de 2007

deleite

Lo han dicho otros mejores que yo, y, por supuesto, lo han dicho mejor, pero no importa. Nunca me importó semejante estupidez. Y sí, también yo considero a la literatura como una de las bellas artes y escribo para mi deleite y, quizá, el de algunos amigos. Puedo decir con orgullo que hay al menos dos frases entre las más de 2000 páginas que he escrito que salieron bien, y sí, también estas me deleitan.

domingo, 1 de abril de 2007

trascendenciocidio

Eso que nos acerca a las letras y eso que nos aleja de ellas quizá sea lo mismo. Quizá nada tenga que ver la voluntad en todo ello y sea verdad que las instancias superiores nos esclavizan a un destino que no elegimos. Y, sin embargo, uno no puede entregar el valor de su elección al primer dios que aparece al hilo de la reflexión.
Los que se enfrentan a la nada merecen que nadie les usurpe el valor de su acto. Por eso, el escritor cierra los ojos y niega que exista algo que lo trascienda y que lo vocacione. O puede mantenerlos abiertos, sí, quizá mejor abiertos, para ver como se aleja eso que vino con ansias de trascendernos, a nosotros, humildes gozadores de la efimeridad.

miércoles, 21 de marzo de 2007

a seis mil pies

Entender que la convicción arruina la fortaleza del argumento es un buen primer paso. Saber que llegar a ella sólo muestra una falsa llegada, condenados como estamos a fluir junto a la fluidez de nuestro pensamiento, es una buena manera de seguir. Por eso escribo, no porque tenga algo que decir, sino porque la efimeridad que me define se hizo con la verdad hace tiempo -sí, yo era un convencido-, y sólo el pasar de los años me libró de ella. Entonces comencé a escribir, más allá del bien y del mal, y sí, como Niestszche, cuando escribo me siento a "seis mil pies de los hombres y del tiempo".

viernes, 16 de marzo de 2007

camino del arjé

Hay que dar libertad a la historia, que sea ella quien guíe. A menudo el escritor se atrabanca, se obceca con un camino embrozado, y lo transita, casi sin aliento. ¿Cómo abandonarlo, si forma la estructura por donde quería guiar su historia? Fácil, rompiendo la estructura y dejándose llevar; que lo lleven las palabras donde ellas quieran.
¡Qué alivio descubrir, entonces, que escribir no es más que engarzar palabras que ya encontrarán su sentido! Lo ya escrito es lo único que cuenta, y eso que entrevemos, que casi ni soñamos, lo que marca el rumbo.
Y nuevamente la imaginación se hace con la victoria.
Y el arte a prescindir de lo obvio.
Y la ciencia a admitir complementariedad en su tarea, la gran tarea, la de explicar al hombre, la de explicarnos.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Fuga

A este lado del mundo se gritan vocablos incomprensibles, como siempre. Balbuceamos en voz alta porque, qué coño, la verdad es nuestra, y, efectivamente, el poseedor de ésta está en el deber de mostrarla, aunque sea a gritos.
Al escritor, sin embargo, se la suda la verdad e intenta acompañarse de aquellos que, como él, han escogido de patria a Fuga. Por eso el escritor está en deuda con Miguel Morey, porque le facilitó un pasaporte.

domingo, 11 de marzo de 2007

del principio de razón insuficiente

El escritor sabe que escribir es absurdo y por eso escribe. Si no fuera absurdo, ¿qué sentido tendría hacerlo? Y sin embargo, y por eso también escribe, los elementos de los que se vale, sus pinceles, sus colores, su mármol, son concretos, concisos, racionales.
El escritor respeta las reglas con las que libra las batallas que lo enfrentan a sí mismo, dice que "por un acto de libertad". Pero escribir no libera. Escuchar a Nick Cave, a Tom Waits, a Concha Piquer... eso sí, pero escribir es ponerse por escrito, enletrarse.
El escritor comprende entonces el juego, y le parece absurdo, y sí, por eso escribe.

lunes, 5 de marzo de 2007

del arcano

El escritor mira, perplejo, eso que le devuelve el papel, acaso un mensaje cifrado de la esencia que lo forma, o acaso nada de eso. El escritor mira su obra como otros miran los posos del café, o la circunvalación de los astros, porque quiere creer que allí está él, aunque cifrado.
El escritor descubre, entonces, que también escribe para gozar, como Pessoa, algunos parajes que le quedaron bien hace tiempo, alguna frase conseguida por el asombroso actuar del azar.
El escritor sabe, entonces, que cuando escribe, se escribe, que el creador nace y pervive en su creación.

martes, 27 de febrero de 2007

del asco

¿Por qué alguien que escribe, como él dice, porque quiere, quiere publicar su obra? Es fácil, quiere publicar su obra porque quiere. Sí, pero esta segunda razón ya aparece sutilmente encadenada a una necesidad. Se quiere publicar porque, uno, se tiene una necesidad económica o, dos, se tiene vanidad.
Ya dije que el alimento para mi manada lo sacaba yo de otros lares ajenos a las letras. Y es horrible constatar, entonces, que quiero publicar por vanidad, porque quiero "exponer mis cualidades al mundo". Es horrible, me da asco, ¿pero algún día seré capaz de quemar todo aquello que haya escrito? Quizás cuando se acerque Caronte... ¿Y por qué no lo quemas ahora? ¿no defiendes tú la efimeridad como razón ontológica de la existencia? ¿no salvas, acaso, de todo oriente las artes mandálicas?
¡Quémalo! ¡Hazlo! Derrota a esa puerca ahora...
¡Qué asco no poder hacerlo, no todavía!

lunes, 26 de febrero de 2007

de la duda

El escritor se las ve con el absoluto, cada noche, porque escribir es escribirse, es decir, adentrarse en la "unánime noche" -Borges- de eso que eres y que pugna por salir, pero que desconoces, y que siempre desconocerás. Sí, Delfos nos lo ordena, "conócete a ti mismo", pero es otra guasa de la Pitia. No puedes llegar nunca a conocer eso que eres. Puedes, si quieres, sospechar lo que eres, qué piensas, qué sientes, pero saber si eso que piensas o eso que sientes no es una encerrona perfecta de tu cerebro, eso, amigo, si a ti también te picó la bicha pirrónica, eso es imposible. La duda, sí, la duda, esa gran dama que luce en la unánima noche, es lo que desprecia el escritor al escribirse. Sí, puede que los personajes no sean más que egos que el escritor se descubre.

jueves, 22 de febrero de 2007

de la voz

El escritor nace con una voz propia que será la que irá diciendo las frases. Todas las personas nacen con una voz propia, algunas seguirán su dictado y escribirán, otras pintarán, otras, la mayoría, ni siquiera la oirán por falta de tiempo, etc.
Uno no puede cambiar su voz, es la que es. Quizá pueda atemperarla o azuzarla, pero su voz, lo que se conoce como "estilo", seguirá siendo idéntica a sí misma.
Ahora bien, la voz con la que escribo y que me escribe no es capaz de saltar los filtros auditivos que llevan a las librerías, porque el tener voz propia no comporta ningún juicio cualitativo de la misma; puede ser una voz muy común, o excesivamente rara, o incomprensible, o cándida...
¿Y qué? Pues eso, que escribir es como aúllar, que uno es escritor porque quiere cantar aunque no sea oído. Y lo hace.

miércoles, 14 de febrero de 2007

de la rebelión contra la nada

Decía Ortega que "la única rebelión posible es la creación, la rebelión contra la nada, el antinihilismo". No es ésta, aunque lo parezca, la creación divina, que es, y debe ser, ex-nihilo, es decir, desde la nada.
El acto creativo del escritor se enfrenta a la nada y, por supuesto, no parte de ella, pues de la nada, nada viene, y si viene lo hace cumpliendo la voz, como se ha dicho, de algún dios, añádase, además, algún dios aburrido. Así pues, el escritor, en tanto que creador, no es un dios, sino un rebelde, y su obra no es un compendio de normas a seguir, un catecismo, sino un tiro certero contra la nada que ya viene, que ya va viniendo, tan callando...

lunes, 12 de febrero de 2007

de la razón y la novela

Hay pocas artes, tampoco las científicas, que nos digan más del ser humano que las novelas. Dicho de otra manera, es la novela el lugar donde se plasma mejor eso que llamamos "ser humano". Ahora bien, sólo si el filtro por el que captamos la realidad, -ese filtro llamado "razón" o "conciencia"- ha bajado la guardia y deja fluir sobre el papel lo que piensa el escritor, y lo que siente, lo que no piensa, lo que teme y lo que ignora. El filófoso Miquel Morey, -una satisfacción haberlo leído- habla de la "conciencia embriagada", pero también Handke, Kundera, Sábato y tantos otros. La novela requiere de la razón, por supuesto, pero sólo, o sobretodo, en la segunda fase de su creación, llamada "voluntad de perfección". Pero en la primera, en la "voluntad de creación", el escritor debe soslayar el filtro castrador de una razón especialmente activa y encorsetadora, y nunca permitir que en la "volundad de perfección", en la segunda, ésta desvirtúe eso que se plasmó de dentro.