viernes, 14 de julio de 2017

el grado como medida de contentamiento

Hay que pararse para encontrar la intención que todo decir esconde y luego decidir si se reacciona o si no, y si se reacciona, decidir si se hace por lo que llega o por lo que quedó atrás. Sería un hallazgo dar con el momento en que nos perdimos la confianza, o puede que el valor, de decirnos las cosas a la cara. O quizá lo que pasó fue lo contrario y lo que apareció primero fue la sospecha. Y como el decir se hizo sospechoso, la intención de ese decir tuvo que ponerse atrás, en el lugar donde la sospecha se completa. En los dos casos, parece que compartimos la mesa de una gran partida de cartas donde abundan los tahúres de medio pelo y los de verdad y, sobre todo, los primos y los muy primos.
Yo no soy un tahúr, eso lo sé.    

jueves, 6 de julio de 2017

manual para escapar de la agradable unanimidad

Yo no pensaría a la contra, ni cuestionaría a los dioses que se adoran, ni intentaría buscar y proteger un punto de vista diferente, sobre todo si es de los que aspiran a sumar cargos, amigos o eventos. Ahora, si a usted, como a mí, le da exactamente igual ser apartado a los márgenes por sus iguales e, incluso, lo suma como una victoria, hágalo. No es cómodo, no es confortable y no sirve para nada. En realidad, siendo tan poca cosa como somos, da igual si piensa con todos o contra todos, pero hacerlo contra todos tiene un no sé qué que engancha y que te hace olvidar, al menos por un instante, que eres una copia de una copia de una copia.