miércoles, 22 de diciembre de 2010

la fábula del principio y del fin

Ahora que todos dicen que se aproxima el final, que no hay hombre con columna que se atreva a soslayar el niñobecerrismo de la catástrofe, ahora es el momento de recordar que somos nietos del hambre e hijos del silencio y, por lo mismo, deberíamos huir del miedo que nos venden y nos regalan y nos inunda con una unanimidad que a mí me parece sospechosa.
Por lo tanto, y por respeto a mi árbol genealógico, voy a mostrar un irónico respeto ante el gurú que busca púlpito anunciándome la llegada de las tinieblas, porque a poco que se tenga algo de memoria se sabe que desde Auschwitz en Europa y desde la muerte del tirano en este país lo que estamos haciendo, precisamente, es salir de las tinieblas. Y se resisten, y se obstinan, y ahora su estertor se presenta en forma de asonada, ahora en forma de crisis... ¿Crisis? Crisis es no soportar la mirada que te devuelve el espejo, la miseria y el asco y el desprecio que sientes cuando te descubres aterrorizado ante la incertidumbre del mañana. ¿Mañana? "Nunca hubo más principio que ahora, ni más juventud ni vejez que ahora...". 

1 comentario:

José L. Solé dijo...

... ni más final que mañana.
¿Deberíamos huir de ese miedo o enfrentarnos a la imagen que nos devuelve el espejo?, me ha hecho reflexionar mucho este escrito, Sr. Lobo.
Ya ha dejado de asustarme ese mañana, algo o alguien me esta convirtiendo en un ser plácidamente insensible, uno acaba sintiéndose como un viejo atleta que intenta dar relevos desesperados en esa carrera de fondo que es la Utopía, pero no observa la llegada de aquella siempre rebelde juventud por su retaguardia. Desfallece, dobla finalmente las rodillas... y muere.-