sábado, 21 de enero de 2012

antología de estupidez con boca de señora

Vivo en un lugar donde una escritora puede declarar, solemnemente, que deja de publicar porque la piratean y, a los dos días, desdecirse, eso sí, argumentado que la ley que se avecina va a cobijarla. Me da asco compartir aventura con ella, aunque, en realidad, su aventura y la mía no se parecen en nada. En primer lugar, porque yo sé que la solemnidad es vanidad vestida de academicismo y, en segundo lugar, porque ser pirateado es la voluntad de alguien por leerte, no por robarte, y al que quiere leerte hay que agradecerle la entrega de su tiempo. No escribo para vender, porque no estoy en venta. 
Si alguien encuentra alguna frase que le plazca en lo que he escrito, bien, que la use, que la haga suya, que la copie, da igual. Yo lo que busco es que alguna de ellas me plazca cuando pase el tiempo. Mi anhelo es poder sorprenderme con algo que haya escrito, poder asombrarme y, quién sabe, puede que al final me ayude a conocerme. 

1 comentario:

José L. Solé dijo...

"...en segundo lugar, porque ser pirateado es la voluntad de alguien por leerte, no por robarte, y al que quiere leerte hay que agradecerle la entrega de su tiempo. No escribo para vender, porque no estoy en venta".

La frase es suya, de usted, tan buena que sobran comentarios al respecto. Antes, me jodía que me robaran sin permiso, ahora todo me da igual, en el fondo las palabras pertenecen al pueblo. Creo que eso lo dijo Goytisolo...

(Vuelvo a las andadas, te recomiendo esa exposición que muestro en mi blog, si no la has visto todavía, ahora que los imbéciles de los móviles abandonan Montjuïch. Saludos.)