viernes, 23 de septiembre de 2016

el café de media tarde

El anhelo, y la pereza, y la indiferencia. Un deambular hacía un lugar deseado y desconocido desde el sofá de casa, a desgana. Y venga años, uno tras otro, y acumular playas sobre panellets y uvas de fin de año, y tener desesperados a unos personajes que creaste como respuesta a ese instante en que la elección perdió su veto y liberó el silencio que, es así, siempre sale derrotado. Y es que no hay quien pueda con el bullicio, con la prisa, con el anhelo de llegar a ningún sitio. Al menos yo no. De ahí la indiferencia, el dejarse llevar (por supuesto, más acá del Tao).

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