viernes, 28 de diciembre de 2018

una derrota más en las murallas de Barcelona

Hay victorias que son la suma de muchas derrotas, de muchos aprendizajes que sólo se adquirieron cuando se aceptó que nuevamente se había perdido. Toca, entonces, valorar los daños, consolidar la posición -aunque sea muy abajo- y mirar al frente: hay que plantear el siguiente envite, sin prisa, sin ansia; hay que asumir la derrota y eso requiere tiempo. Hay que asumir que no se ganó y que, probablemente, tardará en ganarse y que puede que no veas tú la victoria. Pero se lucha -si a estas batallas se les puede llamar "lucha"-para los que vendrán, sobretodo para ellos. Aunque, a decir verdad, a ellos les es exactamente igual: se lucha para uno y, sobretodo -ahora si- para los que le rodean, que son los que pierden a su lado. 

2 comentarios:

José L. Solé dijo...

No la veré. a duras penas lo asumo... pero probablemente la sentiré (ecos del sentido, "seny" lo rebautizaron ellos... lo seguimos llamando nosotros sin pronunciar la "Ñ"). Salut!

jordi lobo dijo...

Hay que firmar, como decía aquel, el acta de defunción para poder repensar la vida. La cuestión es que para hacerlo hay que ser valiente, y me da que los valientes hace tiempo que duermen.
Salut i bon any, Sr. Krust

(Valiente: aquel que no piensa en elecciones)