jueves, 31 de agosto de 2023

los abismos cotidianos

 Los que bajaron al abismo coinciden en señalar que abajo tampoco hay nada, solo lo que traían ya consigo. Y, sin embargo, volvieron siendo otros, la mayoría, mejores, prueba de que en bajar y en subir, en el ponerse, en el esfuerzo, en el arrojo hay algo que no hay en el quedarse. El cagón, por ejemplo, que está dentro, dicen, es algo más débil, casi mudo.

Sabemos de muchos que lo hicieron, que tomaron alguno de sus abismos cotidianos y lo exploraron hasta el final, pero sabemos de muchos, muchísimos más, que siguen negándose si quiera a asomarse. Y son los que más gritan, y lloran y se quejan, los que no han advertido todavía que sus abismos son los de todos y que lo más elegante es callar, como casi siempre.

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