lunes, 16 de septiembre de 2024

Querefonte jamás pisó Delfos

Todavía queda agua en las fuentes de las que bebimos, y puede que haya llegado el momento de volver hacía allí nuestra sed. El único obstáculo que hay que salvar es la prisa y, claro, 2.500 años de tradición que pretende convencer de que, o bien todo está ya dicho, o bien el marco está perfectamente delimitado. Pretender lo primero es absurdo o, al menos, si todo está ya dicho, es necesario volver a decirlo con nuestras palabras, que son otras porque son más viejas. Pretender lo segundo es más humilde, pero nos deja igualmente atrapados. 

No vamos a encontrar allí respuestas -¿a quién le interesan las respuestas?-, sino preguntas, y me da que las múltiples crisis con las que nos cagan de miedo tienen su origen en que hemos olvidado las preguntas o, mejor, hemos olvidado que todas las respuestas son siempre interesadas.