Asilarse en Fuga y renunciar a las victorias colectivas no es, por supuesto, renunciar al combate. Aunque este sólo se dará en tu nombre y por tu causa, una lo suficientemente pequeña e insignificante como para liberarla de toda sospecha.
Y es en este combate contra nadie donde el escritor descubre las reglas del juego y que éste se desarrolla en las profundidades del desierto. Y sí, ahí entra a batirse con su pluma, que es su lanza, sin complejos.
martes, 16 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Aquiles contra los troyanos...también olvidamos nuestro punto débil y es bueno que asi sea.
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