miércoles, 16 de septiembre de 2009

elogio de la ausencia con final feliz

El escritor escribe y debe esforzarse por matar a la puta vanidad que lo obliga a mendigar dosis de atención en esa tribu de negociantes conocidos como "agentes literarios" o, todavía peor, en esa otra que, como un favor, hará pública tu novela. A cambio, ponga usted cara de interesante y acuda a promocionarse, no sea que ni dios compre lo que hemos hecho público y sea usted un negocio nefasto.
Yo, que todavía no maté a esa puta, escribo, y les digo a todos esos que se supone aparecen cuando acaba nuestro trabajo: "Váyanse a la mierda".

1 comentario:

drfloyd dijo...

vaya! eso es asumir con creces nuestra situacion de excrementarios y meternos (en un acto sumamente de moda; que es decir, democratico) a todos en la condicion humana olorosa e intima del baño. Muy bien, yo levanto el vaso a su salud!