martes, 20 de julio de 2010

autoestatuto

Elegid el dios que queráis en el bazar de la buena nueva, es comprensible el temor a ser efímero y mortal. Comprad un amo, o los que queráis, siempre que podáis hacerlo, porque es difícil no ser un exclavo. Pero yo no me permitiría porfiar con trapos coloreados que abanderan termiteros, ya que el prójimo, a menudo, no es de fiar y, sobretodo, porque es súmamente sencillo limitar tu identidad a los metros que tengas de cueva. Clavo ahí mi bandera, junto a la olivera y las tomateras que nunca tendré, pero que bástame soñarlas, y junto al pozo de agua fresca, que calmará mi sed y la sed de todos los que, como yo, no vemos mejor sino otra cosa.

1 comentario:

José L. Solé dijo...

Ese estatuto que proclamas lo firmaría Nietzsche con los ojos cerrados, su sombra lo secundaría... yo me temo que también. Me gusta esa base individual, que no independiente. Saludos.-

*Queda usted invitado a leer lo que algunos escribieron a través del tiempo, por si le apetece darse un garbeo por el mundo de las letras inmortales que escribieron seres mortales, como usted, como su sombra, como yo...

trentavuit.blogspot.com