miércoles, 26 de enero de 2011

la leyenda de los que nos precedieron

Los fanaticos de la razón expresaron su deseo de someter nuestra animalidad al estricto control de su potencia. Así, dijeron, ese mono que bajó del árbol sería, finalmente, humano. Los instintos matan; matemos, pues, a los instintos. Casi lo consiguieron: aparecieron, por ejemplo, enfermedades que se adosaron al sexo; leyes y normas y morales que legislaron las costumbres, y, últimamente, juegos y despistes y ocios inocentes para solaz de adultos con chupete.
Siempre, sin embargo, hubieron artistas, ascetas, forajidos, filósofos y escritores que, al amparo de la oscuridad de la noche, o a plena luz del día, se mantuvieron firmes más allá de toda lógica y saludable estancia en la sala de espera de lo ya escrito, a verlas venir. Por el contrario, fueron a buscarlas, y los vieron llegar, y luego, inmediatamente, pasar, pues no estaba en su naturaleza detenerse. Dicen que les gustaba gritar, como a los peregrinos, "ultreia"(más allá), y dicen que ese grito sólo era audible para ellos.
¡¡Ultreia!!, pues.

1 comentario:

José L. Solé dijo...

También hubieron indomables que a media tarde buscaron caminos proscritos entre la oscuridad de la noche y la clara visión de un día radiante, gentes que seguían evolucionando a través del tiempo, siempre con la brújula señalando más allá. Usted parece ser uno de ellos, Sr.Lobo, no se detenga en su empeño, el mundo (aunque no lo parezca) se lo agradecerá...
· "Los instintos matan; matemos, pues, a los instintos"
· "Ocios inocentes para solaz de adultos con chupete"
* Estas credenciales le hacen leyenda, digna de ser... leída.

Ultreia!!!