jueves, 16 de agosto de 2012

ansia por el cofre del tesoro

Acumulamos ansias con el mismo arte desentregado y silencioso con el que se acumula el polvo en los libros que una vez robamos y leímos con fruición. ¿Acumulamos ansias porque ansiamos ser otro del que somos? ¿Puedo ser "otro" del que soy si no sé qué soy? Acumulamos ansias, entonces, porque ansiamos ser eso que somos y no sabemos cómo llegar a serlo. 
Esto suena más auténtico, más griego... Así que soy portador de una identidad que se muestra esquiva, que se esconde cuando obedezco al oráculo y me adentro con todas mis armas a su caza. Así que lo que soy me espera en el interior de un cofre que debe andar por algún lugar de mi cerebro, o puede que en algún otro donde nunca lo buscaría, como el culo o bajo la rótula de mi pierna derecha. ¿Cómo mi introspección va a llevarme de exploración a esas zonas tan poco nobles?
Acumulamos ansias, una tras otra, y a veces el lenguaje, como ahora mismo, con su alta capacidad balbuceíca y verborreíca, permite exorcizar alguna. Adelante, pues, vomitemos palabras...   

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