miércoles, 23 de diciembre de 2015

autoflagelación de los andares trillados

El problema de las ideas, o mejor, de nuestra relación con las ideas es que nos encontramos ante ellas condicionados por lo que tantos, antes que nosotros, dijeron sobre ellas.
Las ideas de "derecha" o "izquierda", por ejemplo, ahora que ha habido elecciones, o la de "bipartidismo" o, en general, la idea de "política", o la de "amor", "mentira", "sociedad", etc...
¿Qué sé yo de estas cosas, más allá de lo que me han dicho sobre ellas?
¿Acaso cogí de aquí y de allá y dediqué un tiempo a fundamentar un decir propio, o todas y cada una de mis argumentaciones son plagios más o menos disimulados de decires ajenos?
La respuesta es clara: los fundamentos de mi decir son un fraude, arcilla importada a toda prisa y yo, por tanto, una variante sofisticada de un multiforme eco, un repetidor refinado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No hemos inventado nada
nos amamos con palabras
que otros se dijeron ya.
No hemos inventado nada
ni el deseo, ni los celos,
ni lo que hay que adivinar.

No hemos inventado nada
las caricias y los besos
son igual que los demás.
No hemos inventado nada
ni los cuerpos, ni los huesos,
ni los brazos de abrazar.

Pero a pesar de que no hay invento
día a día me creces dentro
día a día, porque te quiero
siempre estoy atizando el fuego.

No hemos inventado nada,
ni tu ausencia cuando callas
ni tu forma de mirar.
No hemos inventado nada.
Me preguntan cómo hacemos,
nunca sé qué contestar.

P. Milanés

jordi lobo dijo...

Yo, por contra, creo que lo hemos inventado todo, o que lo vamos inventando a cada momento. Con herramientas usadas, es cierto. Mi problema, y mi acicate, es la repetición de cada nuevo invento.

Una letra magnífica, por cierto.