viernes, 1 de mayo de 2020

la necesidad de una farsa auténtica

Los habladores que publicitan el tinglado siguen hablando y hablando aunque su decir denota ahora miedo por mucho que lo disfracen de solemnidad, imprecisión por mucho que se rodeen de datos y debilidad, por muchas banderas y uniformes con el que llenen el decorado. Cuando los gritadores han aparecido en escena y muchos pueblos de este pueblo se declaran “el pueblo”, cuando los decires lo inundan todo y, como ahora, un hecho nos pone a todos en nuestro sitio, los habladores que nos hablan, al menos, deberían saber actuar. Veo pocas opciones más de poder alargar la farsa, y me temo que todavía no somos capaces de prescindir de ella, y quizá no lo seamos nunca.

2 comentarios:

José L. Solé dijo...

Ahora que a los habladores se les ha caído la máscara y utilizan mascarilla, como el resto del populacho, todos vemos que no son más que un atajo de charlatanes... TODOS ELLOS (los de aquí y los de allá).

Salut, Sr. Lobo!

jordi lobo dijo...

Charlatanes que no necesitan más que a escuchadores que los oyen -los oímos- como el que oye llover, sin saber que lo que cae y no deja de caer nunca es basura.

Salut, Sr. Soler